El matrimonio es para toda la vida resulta una frase muy manida que no refleja la realidad. Y es que los divorcios crecieron en Castellón durante el primer trimestre de este año, llegando a los 380, frente a los 339 que se registraron en el mismo periodo del 2018, según datos publicados ayer por el Consejo General del Poder Judicial. Las separaciones han bajado, pasando de 22 a 11, aunque esta cifra resulta poco trascendental en el cómputo global. El pasado año hubo en la provincia 1.447 disoluciones matrimoniales, cifra ligeramente superior a la del año 2017, cuando se contabilizaron 1.438.

El incremento en este tipo de procesos se relaciona con la mejora de la situación económica, que lleva a algunas parejas a plantearse la ruptura al poder hacer frente a los gastos que esto conlleva y la vida posterior, según señala el psicólogo Carlos Hidalgo. Otra de las causas sería «el inconformismo del actual modo de vida», explica al respecto.

De los 391 contabilizados en los tres primeros meses del año, 141 fueron no consensuados, es decir, casi un 40% del total, por lo que el asunto se dirimirá ante el juez. En este sentido, el abogado matrimonialista Fernando Romero remarca que siempre es «mejor» llegar a un pacto que a un pleito, «porque el proceso es largo, las medidas provisionales tardan seis meses en la vía civil, costoso y en un juicio pueden salir asuntos desagradables».