De las mayorías absolutas al pacto múltiple y complejo. De los gobiernos populares con libertad total de gestión, a los acuerdos necesarios entre socialistas y Compromís, a menudo con el apoyo de Podemos o sus confluencias desde fuera de los ejecutivos. Del bipartidismo a una multiopción, de la que ha desaparecido, casi, la presencia institucional de Esquerra Unida.

Éstos son los efectos generales del terremoto que tuvo su epicentro en las elecciones municipales y autonómicas de mayo del 2015, de las que surgió un nuevo tiempo político con reglas del juego que se han asentado, en general, durante los dos años transcurridos desde entonces, pero que aún plantean múltiples retos.

el consell // En el ámbito de la Generalitat valenciana, el nuevo equilibrio de fuerzas con la irrupción de Compromís, Podemos y Ciudadanos con fuerza en Les Corts, permitió dar cuerpo al Consell que preside el socialista Ximo Puig con Mónica Oltra, coportavoz de la coalición nacionalista, como vicepresidenta. Ambos se sostienen en un Pacte del Botànic que respalda, desde fuera, un Podemos que ha estado pilotado por un colaborador Antonio Montiel hasta el momento.

Las relaciones de este trío de dirigentes apenas han pasado por sobresaltos en la primera parte de la legislatura, especialmente, por las muy buenas relaciones que mantienen Puig y Oltra, a la que ninguna coyuntura ha desanimado a la hora de defender a capa y espada al president, lo que ha contribuido notablemente a la estabilidad del Ejecutivo.

Queda por ver cómo se afronta el reto de materializar el contenido del acuerdo en una mayor extensión que hasta el momento, y hacerlo de forma que satisfaga al nuevo liderazgo de Podemos que encarna Antonio Estañ.

las consellerias // No es tan dulce el relato en lo que se refiere a la gestión diaria en las distintas consellerias. No son pocos los casos en los que el mestizaje en cremallera de PSPV y Compromís en la asignación de los cargos ha generado tensiones de diversa gravedad, así como situaciones de verdadera parálisis.

Entre los ejemplos de las dificultades se encuentran los departamentos de Sanidad, Economía o Agricultura, tantas veces situados en el ojo del huracán, y que protagonizaron parte de los cambios en el segundo escalón de la administración autonómica que se produjeron en el inicio de este año. Del lado contrario se hallan consellerias como la de Educación, que dirige el castellonense Vicent Marzà, en la que esa suerte de sudoku para cubrir los puestos de los distintos departamentos ha funcionado bien.

En todo caso, está pendiente lograr una mejor y mayor coordinación de los equipos en la segunda parte de la legislatura, uno de los retos a superar.

la gestión // En lo que se refiere a la gestión del Gobierno valenciano, los tropiezos han sido muchos a la hora de dar un vuelco en las políticas a aplicar, con el viraje hacia lo público en educación y sanidad, las iniciativas sociales y de dependencia, la puesta en marcha de la nueva RTVV, o la pelea por el corredor mediterráneo como algunos de los objetivos estrella, de los que algunos han iniciado su camino y otros están estancados. Todo ello, amén de la meta global que debería facilitar el logro de lo demás: acabar con la infrafinanciación de la Comunitat y lograr un nuevo modelo de ingresos desde el Estado que sea el justo y necesario para estos territorios.

Del hilo de todas las acciones de gobierno, no exentas de polémicas agrias, como las relativas a la educación concertada, la gestión del Hospital Provincial o irregularidades que han provocado alguna dimisión, el Consell de Puig y Oltra aborda su ecuador en esta legislatura con un desgaste inevitable que, aunque no parece que vaya a ocurrir de inmediato, podría conjurar, al menos en parte, una remodelación efectiva de su composición.

LA PROVINCIA // En la provincia de Castellón, además de que el PP solo conservó la Diputación como bastión popular, apenas lograron mayorías absolutas lugares como Vila-real, Morella, Almenara --PSPV-- o Betxí --Compromís--.

En casi todas las poblaciones ha habido pactos a varias bandas que funcionan razonablemente, incluidos aquellos que acordaron la alternancia que ahora se producirá. Es el caso de Almassora y l’Alcora, donde sale Compromís y entra el PSPV, que también recoge el testigo en La Vilavella.

No son tan positivas las relaciones entre los socios del Pacte del Grau en la capital, donde las tensiones entre el PSPV de la alcaldesa Amparo Marco, y sus socios en el ejecutivo local, Compromís desde dentro y Castelló en Moviment desde fuera, han sido y son más que evidentes.