El inicio de las clases en las escuelas infantiles ha estado marcado en Castellón, por un lado, por el seguimiento de unos estrictos protocolos para padres, profesores y alumnos y, por otro, por un evidente bajón en el número de alumnos que desde los centros atribuyen a la situación de incertidumbre creada por el coronavirus, con padres y madres temerosos por posibles contagios.

En La Jirafa, en la capital de la Plana, hablan de un descenso en el número de alumnos de un 50%. «Dependiendo de cómo se desarrolle todo durante el mes de septiembre se irá animando o no la cosa. A pesar de la confianza que les hemos transmitido, la gente tiene miedo», indican. Ante esta circunstancia, sería deseable «ampliar hasta el mes de enero el plazo para pedir el bono infantil», esto es, las ayudas de la Generalitat.

Algo parecido sucede en La Papallona, también en Castelló, donde están trabajando a la mitad que en otros años. «Puede ser que haya muchos que estén esperando al día 7», explica Verónica Bausà, desde un centro en el que todos los años hay lista de espera para matricularse.

Caída de ingresos

Una caída en las matriculaciones que sufren escuelas que llevan «desde el 13 de marzo sin ingresos», manifiesta Jovi Miguel, de Sol Solet, en Onda, que ha registrado un descenso aproximado del 20%. «Es que ni siquiera está viniendo nadie a preguntar», explica, al tiempo que también se posiciona a favor de una ampliación del bono infantil.

En Orpesa, la escuela infantil María Arnús abrió ayer sus puertas con 9 niños y niñas, cuando normalmente son 20. «Hay miedo, porque además aquí ha habido brotes», explica su responsable. Ayer los menores fueron una hora, para acostumbrarse al centro, y su incorporación será progresiva. Como ejemplo de lo contrario, en Benicàssim el colegio Liceo abrió para el servicio de escoleta y acudieron 80 alumnos. «Por ahora no hemos tenido ningún problema en este sentido», afirman.

Núria Crespo, directora de centro de educación infantil Magdala, de Benicarló explica que «hoy mismo --ayer para el lector-- me ha llamado una madre porque tenía dudas de si llevar a su hijo al colegio ya o esperar a más adelante». «Algunos han solicitado la subvención de la Conselleria de Educación y llevar a los pequeños a clase en octubre. Sería conveniente que el Gobierno autonómico estudiase la posibilidad de ampliar el plazo de la convocatoria para que más familias pudieran acogerse a estas ayudas», señala. Informa: María José Sánchez.

En la escuela infantil Cucos de Nules su directora, Verónica Rubio, adopta un tono reivindicativo: «Somos el margen legal olvidado, porque las guarderías privadas tienen que cumplir con todos los protocolos establecidos, pero nadie nos informa ni se preocupa por cómo vamos a hacerlo». Los reglamentos sanitarios que están aplicando «son los que hemos averiguado consultando casi a diario el BOE, porque nadie se ha preocupado por informarnos». Tampoco han recibido ninguna visita del Ayuntamiento, denuncia. Informa Mónica Mira.

Toda esta incertidumbre existe pese a que las medidas de seguridad están siendo muy estrictas. «No coinciden en el patio, cada uno tiene su propio material, se cambian el calzado, se limpian las manos….», detalla Bausà. Estas restricciones también afectan al acceso al centro, vetado a los padres -se tienen que quedar en la puerta-y distribuido en varias puertas en el caso de los alumnos.

Temperatura

En cuanto a la medición de la temperatura, un asunto que ha creado polémica en los últimos días, el protocolo establece que a los niños hay que ponerles el termómetro en casa, aunque también se les mide antes de entrar en el centro.

En Peucs, escuela municipal de Castelló, explican que en caso de que algún niño presente síntomas compatibles con el coronavirus se ha establecido una zona covid en la que se quedaría el menor en cuestión hasta que sus padres pasaran a recogerlo.

«Me da la impresión de que desinfecto más que trabajo. Lo tocan y lo chupan todo», manifiesta la directora de Cucos, ilustrando lo que significa la nueva normalidad en estos centros.