El hemiciclo de Les Corts se vio invadido ayer jueves por asuntos de la política nacional que afectan muy de cerca a la Comunitat, y un duro rifirrafe entre el president Ximo Puig y la jefa de la oposición, Isabel Bonig, centró la sesión de control al hilo del rechazo del Congreso a las cuentas del Estado propuestas por el socialista Pedro Sánchez. Fue el eje de la jornada parlamentaria.

Puig llegó a aseverar que la «alianza entre la triple derecha y el independentismo», que se han opuesto a los presupuestos, ha «robado» a los valencianos 1.400 millones euros, entre los que figuran 450 millones para inversiones, 281 al IVA y 237 a la flexibilización del déficit.

En otro momento, el president calificó de «estrepitoso fracaso» la manifestación del pasado domingo por la unidad de España y dijo que si esa unidad «la tienen que defender 50.000 personas, qué mal está el país». «Afortunadamente, España es mucho más que ustedes», dijo Puig para lamentar el «sectarismo y fanatismo» de los populares.

Por su parte, Isabel Bonig, acusó al president socialista de situarse del lado de los que «traicionan a los valencianos», y de preferir ser «catalán de segunda a valenciano de primera», mientras que afirmó que «no puede ser president» quien critica al que acude a una manifestación en defensa de la unidad de España.

«El PPCV será la contención del separatismo catalán y de la rendición socialista», aseveró Bonig, quien añadió que lo hará con ella como presidenta de la Generalitat y con María José Catalá como alcaldesa de València.

En una clave igualmente preelectoral y con tono de campaña, Fran Ferri, de Compromís, tachó de «muy mala noticia» que las tres derechas se hayan puesto de acuerdo en «retroceder derechos y volver al pasado»; Antonio Estañ, de Podem, culpó de la decisión a «intereses partidistas y cuestiones internas», mientras que Mari Carmen Sánchez, de Ciudadanos, cargó contra un Botànic que está «agotado».