La edad media de la primera gran borrachera entre nuestros jóvenes no ha parado de adelantarse en los últimos quince años», según explican las principales voces especialistas en la atención de este tipo de adicciones en la provincia, quienes explican que si no hace mucho se situaba entre los 16 y 17 años, ahora está en los 15, «lo que resulta alarmante por las consecuencias que este consumo conlleva con el tiempo».

Los psicólogos sí explican que el caso de la niña de 12 años, fallecida hace una semana por un coma etílico tras ingerir una botella de ron en una celebración de Halloween con sus amigos en el municipio madrileño de San Martín, «es un hecho excepcional por sí mismo, pero que nos lleva a dar la voz de alarma ante un fenómeno que va a más», según se explica desde la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados Alameda de Castellón (Araca), centro de día de referencia para el tratamiento de esta adicción.

La ingesta de alcohol en la adolescencia también trae otras consecuencias a medio y largo plazo, como es el hecho que en los últimos diez años también se ha adelantado la edad de los alcohólicos en edad adulta que requieren una atención especializada. «Si no hace mucho estaba por encima de los 40, ahora la media está más cerca de los 30», coinciden en señalar los especialistas y psicólogos que atienden a este colectivo de enfermos que subrayan que el problema no sabe de clases sociales y además casi siempre va ligado al ocio.

En cuanto al acceso a las bebidas alcohólicas por parte de los menores, este suele variar dependiendo de que se realice en ciudades o pequeños municipios, ya que en las primeras suele ser más fácil quedar en el anonimato. Si embargo, en todos los casos se requiere, por lo general y de manera directa o indirecta, la colaboración de mayores de edad. Para los psicólogos de Araca, el marco familiar y educativo son determinantes para perfilar conductas que «deben pasar por la autoestima y la capacidad de decir no a estos hábitos», explican. H