Sudáfrica no es, ni mucho menos, el único país que está incrementando su producción de cítricos hasta convertirse en un problema para España en general y Castellón muy en particular. Egipto es tan buen ejemplo o más de esta creciente competitividad global en el terreno agroalimentario. Y es que el país de las pirámides ya amenaza con superar a España como primer exportador mundial de naranjas debido fundamentalmente al aumento de la superficie cultivada en los últimos años, que entra ahora en producción, y a la continua depreciación de la libra egipcia, que permite vender el producto a unos precios muy bajos.

Según los datos que se manejan en el sector, Egipto podría superar los 1,65 millones de toneladas de naranjas vendidas fuera de sus fronteras al cierre del 2018, lo que supondría que superaría a España, que hasta ahora ocupa el primer puesto. Los empresarios naranjeros aún confían en mantener el liderazgo un año más, pero reconocen que la pujanza del país africano les desbancará en el corto plazo.

Estos datos se conocen cuando Castellón se prepara para iniciar una segunda parte de la campaña --precisamente centrada en la naranja-- con buenos calibres y precios más altos que en el caso de las mandarinas. Es por ello que el comportamiento que tenga Egipto, donde la temporada de recolección arranca ahora, es decisivo para la provincia. Ante esta situación, las organizaciones agrarias piden a Bruselas que se exija reciprocidad en los tratamientos antiplagas, como también se reivindica en el caso de Sudáfrica.

El delta del Nilo se ha convertido en los últimos años en una inmensa extensión de naranjos --que no mandarinos-- gracias a una política de instalación de regadío en más de 600.000 hectáreas desérticas conocida como Proyecto Toshka. Con un país hundido económicamente tras la primavera árabe, el ejecutivo decidió en 2016 permitir la libre fluctuación de su moneda, lo que ha derivado en una devaluación que en apenas dos años supera el 110%. Sumado a un precio de la mano de obra muy inferior a España, el resultado es que su naranja es mucho más competitiva.

Si hay una buena noticia es que, según detallan tanto exportadores como organizaciones agrarias, el fruto de este país es de una calidad inferior al castellonense, lo que provoca que en los mercados europeos tenga más dificultad para entrar. Aún así, hasta octubre este año (último mes con cifras) ya han logrado colocar 322.000 toneladas en la Unión Europea, un 13% más que en todo el año anterior. Además, están muy presentes en países como China, India o Rusia. Esta situación es opuesta a la de Castellón, donde la exportación de naranjas cae un 9%.