Contar con una economía circular y un nuevo modelo de gestión eficiente es clave para garantizar el futuro del agua a las generaciones futuras de Castlelón. Así lo remarcó el Catedrático de Mecánica de Fluidos de la Universitat Politècnica de València (UPV) y ponente principal del I Foro del Agua organizado por el diario Mediterráneo y Facsa.

Ante el auditorio congregado ayer en el hotel Intur de Castelló, el en su día ingeniero municipal de Vila-real y también catedrático de la UJI, abogó por «reutilizar el agua, pero recuperando costes para modernizar y mantener las infraestructuras, y fomentando el consumo responsable a través de las políticas tarifarias que diseñen Administraciones y un organismo regulador». Reformas políticas que, en opinión del autodenominado «hombre del agua», son difíciles pero hay que abordarlas «sin complejos» e iniciar este cambio por el suministro del agua urbana, donde ya hay experiencias internacionales de cambio hacia la sostenibilidad, para luego pasar al uso agrícola.

¿Qué hacen en otros rincones del planeta? Cabrera citó Nueva York, «donde se consultó a la ciudadanía antes de gastar en un tratamiento de rayos ultravioleta que mejora el agua del grifo». O Alemania, «donde se recupera el agua de lluvia y se instauró una tasa para quien tiene una superficie impermeabilizada --industria, pistas deportivas...-- y paga 2,5 euros el m2, puesto que el agua que se drena aporta más al alcantarillado». «Pero pueden esquivar el pago y ser sostenibles si invierten en una cisterna», indicó.

EVITAR EL MALGASTO / En su opinión, «el subsidio del Estado al precio del agua está favoreciendo el perfil del malgastador». Consideró que hace falta «un regulador porque los costes tienen que ir para mantener y renovar distintas infraestructuras», necesarias para que el agua llegue a todos los hogares. «El agua no puede ser gratis, pero hay que explicarlo bien en la factura», dijo.

Para Cabrera, solo un 19% del agua del grifo es para beber y casi todos beben de embotellada, cuyo coste es muy superior (10.000 euros el m3 de un botellín frente al euro del m3 de la del grifo). Por ello, propuso disminuir la calidad del agua que llega a la vivienda, si en realidad se usa más para limpieza, higiene, etc. y así disminuir su coste. «Se podría aplicar redes duales de agua potable y con el esfuerzo adicional una parte que se trate con ultravioleta». En su repaso por la casuística, desveló un proyecto pionero en California «donde agua residual tratada se reinyecta al acuífero para beber. 265.000 m3 al día al inicio. Eso es ser sostenible». Una elección más que necesaria para estar listos ante el cambio climático vigente y sus efectos adversos, que prevén un recorte del 40% de los recursos hídricos en el Mediterráneo.