Una hora de distancia o 75 kilómetros separan Peñíscola de Castellón, en un recorrido que Andrés Martínez (Peñíscola, 1972) recorre casi a diario desde el Ayuntamiento que preside desde el 2003 hasta el palacio de la Diputación, donde tiene su despacho como vicepresidente y diputado de Turismo. Y más en las últimas semanas, cuando se ultiman los flecos de la campaña de verano en Castellón, la temporada alta, en la que la provincia triplica población y en la que se materializan las políticas marcadas durante todo el año. Su cartera en Diputación, la de Turismo, es una de las vertebradoras de las políticas provinciales, siendo la cara en un «pilar estructural de la economía provincial», como dijo ayer el presidente, Javier Moliner.

--De lo general a lo particular, ¿cómo se presenta la campaña estival de este verano del 2018?

---Las previsiones son del todo positivas. Dice la patronal que será similar a la del 2017, pero hay que confiar en que será mejor y tendrá una mayor rentabilidad, con una altísima ocupación tras el completo esperado cara a agosto, y que abarca tanto al interior como al litoral, a los hoteles, cámpings y otros alojamientos.

--Dicen que hay poco margen para crecer, pero en julio aún hay un 10% para rozar el lleno...

--Es complicado, y no somos el único destino que competimos... pero le digo que de este fin de semana hasta el de final de agosto hay pocas plazas disponibles. Entre semana es otra historia, pero estamos en la media de la Comunitat y nacional. O un poco más.

--¿Qué vende Castellón para diferenciarse de otros destinos?

--En Castellón siempre ha mandado, manda y mandará el sol y playa, pero ahora hemos puesto en valor esa oferta complementaria espectacular que ofrece nuestro territorio. El turista de hoy busca experiencias, diversas, únicas. Y Castellón se las puede dar, y de primer nivel, con tres de los mejores festivales de España y podríamos decir que de Europa, competiciones deportivas de altísimo nivel, gastronomía con estrella Michelin y tradiciones que son Patrimonio de la Humanidad, con pueblos entre los más bonitos de España... Hay territorios que tienen una cosa o otra, pero Castellón lo tiene todo, y no solo el monoproducto playero. Y hay que mostrarlo, venderlo, posicionarlo en el mapa, que vengan a descubrirlo, y que vuelvan cara a la fidelización de un cliente que lo puede ser todo el año.

--¿Hay alguna fórmula para esa ansiada desestacionalización?

--Con constancia y las nuevas tecnologías. Y campaña tras campaña. Está claro que quien piensa en el trinomio Castellón-turismo-verano ve en su cabeza la playa, el sol, el ocio... pero eso también lo puede tener en marzo o en abril o en octubre. Es difícil competir con esa imagen, pero es esa oferta complementaria, variada, que se vende en packs para deportistas, sénior, cultural, que se mantiene todo el año, con precios competitivos para los más jóvenes lo que nos permitiría desestacionalizar. Y, además, como destino nos alejamos del turismo de borrachera, del turismo low cost de otros lugares, decantándonos por uno más familiar y de calidad. Invitamos a vivir la experiencia Castellón, porque ya está ahí. Y quien la prueba, repite, y no es un eslogan.

--¿Nos pone algunos ejemplos?

--A ver, quien viene a pasar un fin de semana a Alcossebre y come en Peñíscola, visita el castillo y hace una ruta en bici por la Serra d’Irta, o por las pistas de Xivert, un recorrido en kayak desde Benicarló al castillo; o una semana en Benicàssim da para visitar Morella, subir al Penyagolosa o viajar a las Columbretes... Los visitantes buscan experiencias, porque nada gana a las vacaciones al sol. Hay que complementarlo.

--¿Qué papel juegan las infraestructuras como aeropuerto, AVE o carreteras en esta ecuación para crecer turísticamente?

--Son vitales cara al futuro. El aeropuerto es un instrumento clave por el que habría que apostar más, y la Generalitat debería buscar más mecanismos para activar nuevas rutas y nuevas compañías para Castellón. Los resultados ya se han visto con el turismo inglés. El Corredor es importante, pese a que las obras llegan ahora en muy mala época, afectando a los AVE o trenes de largo recorrido. Y sería importante retomar la comunicación con el País Vasco conectando con la A-68. Cuando todo esté en marcha, seremos más competitivos en todo.