El pasado lunes, Carlos Escorihuela volvió a ser elegido por los socios de Ashotur como presidente de la patronal turística de Castellón, un cargo que ostenta desde 1999. Es, por tanto, la voz autorizada de un sector con una importancia capital en la economía provincial, y que pese a que encadena ya varios años de una evolución positiva, tiene aún importantes retos por delante.

--¿Cómo se puede aumentar la cuota de turistas extranjeros en la provincia?

--Vamos a hacer todo el esfuerzo posible. Estamos aportando nuestras opiniones en Aerocas para que la presencia de visitantes de otros países vaya in crescendo. Pero todo esto debe venir acompañado de inversiones multimillonarias a nivel de destino. Ello no se consigue con 200.000 o 300.000 euros. Hay miles de lugares que también están intentando posicionarse en toda Europa.

Pero hay que tener en cuenta que somos un destino que ha girado en torno al turista nacional y familiar, que ha funcionado muy bien durante bastantes años. Hay que valorar si para que venga turismo extranjero en verano sustituimos un visitante por el otro; o si habría que crear nuevos establecimientos para compaginar un turismo de fiesta con uno de carácter familiar. Castellón ha crecido, no va marcha atrás, y queremos seguir así.

--¿De qué manera pueden ayudar las administraciones a incrementar la actividad turística?

--Es importante tener ayudas para poner negocios en marcha, que haya agilidad administrativa para llevar a puerto cualquier tipo de inversión. En este sentido, el Pativel nos limita. Estamos para colaborar y no se nos tiene en cuenta, y se marcan unas pautas que no son interesantes para el turismo. A veces es difícil entender ciertas decisiones. Tiene que haber una colaboración estrecha y mantener el sentido común. No todo lo que hemos hecho es malo, no es todo una catástrofe. Podemos mejorar, pero no se puede hacer borrón y cuenta nueva.

--¿Se prevé para los próximos años una ampliación de la planta hotelera en Castellón?

--Quiero ser optimista. Ha habido en poco tiempo un movimiento de reformas importante, quizás porque hace 15 o 16 años hubo un boom de poner en marcha oferta alojativa. Ahora ha pasado un tiempo y ha funcionado bien, pero toca reformar. Yo soy de los pocos que el año pasado hizo una inversión en Alcossebre, un apartahotel. Hay muchas veces en las que se desiste por toda la problemática que supone poner en marcha este tipo de establecimiento. Son muy costosos en cuanto a dinero, tiempo y burocracia. Seguramente hay muchos interesados, pero hacen falta las condiciones necesarias para ello.

--¿Incrementar la actividad turística en el sur de la provincia es una batalla perdida?

--Estoy convencido de que el sur de Castellón tiene un futuro increíblemente bueno. Pero debería ponerse en marcha algún tipo de plan de actuación. Nadie por sí solo es capaz de poner eso en marcha. Las zonas que se desarrollan van de la mano de la turoperación y la apuesta en el mercado a través de los canales de distribución. Quizás habría que plantear que ayuntamientos, Generalitat y Diputación creen una estrategia que en vez de coartar y quitar metros cerca de la playa, favoreciera la actividad.

No hablo de monstruos de altura, pero que haya actuaciones de calado para que esos canales de distribución que he nombrado apuesten por esto. Es una lástima, porque la agricultura en esa zona no está en su mejor momento y esto significaría una buena alternativa de negocio.

--¿Qué impacto tendrán los próximos proyectos de golf de Torreblanca y Burriana?

--Históricamente, los campos de golf han atraído un turismo de clase media-alta, extranjeros que van buscando distintos lugares cuando en sus países no pueden practicarlo por la climatología. Esto hay que acompañarlo de hoteles, apartamentos turísticos y estructuras. Es un deporte que atrae a mucha más gente que las que nos pensamos, personas de cierta edad que además no vendrían exclusivamente en verano.

--¿Habrá nuevo convenio de hostelería para este verano?

--La asamblea general de Ashotur es la que ha determinado cómo hay que actuar. Estamos convencidos de que habrá convenio, aunque empezamos en una situación muy difícil. Es verdad que esto no va a la velocidad que todo el mundo espera. Seguramente no estaremos contentas ninguna de las dos partes, pero estamos condenados a entendernos. No vamos a fijar fechas, entre otras cosas porque estamos pendientes de cambios en el estatuto de los trabajadores. El ejemplo reciente es la subida del salario mínimo. Lo conseguiremos, pero sin presiones. Por otra parte, no hay conflictividad. Si hay alguien que se siente perjudicado, hay mecanismos para defenderse.

--Desde el punto de vista turístico, ¿necesita la provincia alguna nueva infraestructura?

--La conexión con la A-68 sigue siendo vital. Es el punto de entrada más cercano y más rápido para la gente del norte. Creo que nos lo merecemos, y recuperaríamos parte del turismo que ya teníamos y que están ganando las playas de Tarragona.