Los que en Castellón nacieron entre los años 1985 y 1995 vivieron su infancia rodeados de muchas más comodidades que cuando sus padres eran niños. Sin embargo, mientras crecían, pasaban por el instituto y, más tarde, algunos estudiaban en la Universidad, en la provincia decenas de empresas echaban el cierre y miles de trabajadores se quedaban en paro. Era el año 2008 y quienes hoy tienen entre 20 y 30 años se tropezaron con la crisis económica. Al contrario que sus padres, se toparon con unas oportunidades muy por debajo de sus deseos y también de su potencial. Ahora, cuatro años después de que haya comenzado la recuperación, su situación empieza a mejorar pero lo hace a golpe de contratos precarios y salarios que, en la mayoría de los casos, no dan para dejar el nido familiar. Es lo que hay. El Gobierno lo sabe y acaba de lanzar un plan que se aplicará entre 2019 y 2021, y entre cuyos objetivos destaca reducir cinco puntos la tasa de desempleo entre los menores de 30 años.

Las cifras son inequívocas. La tasa de paro entre los jóvenes de 16 a 24 años en Castellón es del 31,3%, según la última Encuesta de Población Activa (EPA). Y aunque la situación ha mejorado (el nivel de desempleo de este colectivo llegó al 60% a finales del 2014), el porcentaje de jóvenes que en la provincia no tienen trabajo dobla al de la población general, que es del 14,5%. Si se amplía la cifra hasta los 30 años, el resultado es que en Castellón todavía hay 7.017 jóvenes que no tienen empleo (3.895 mujeres y 3.122 hombres), según datos de Labora, el Servei Valencià d’Ocupació i Formació y el Ministerio de Trabajo. De esa cifra, algo más de 2.000 llevan más de un año buscando una ocupación.

El paro juvenil sigue siendo un problema a resolver en Castellón y quienes en los últimos años han tenido la suerte de encontrar un empleo solo hablan de precariedad y pesimismo. «Hoy empleo joven es sinónimo de precariedad. Desgraciadamente para la mayoría tener un empleo no le permite la posibilidad de emanciparse», explica Ana Belén Montero, responsable de Políticas Sociales y Juventud de CCOO-PV, un sindicato que lleva tiempo denunciando la mala situación laboral por la que atraviesan la mayoría de los jóvenes valencianos.

La tasa de paro entre los jóvenes sigue siendo mucho más elevada que la de la población general y eso que en el último año algo más de 1.100 menores de 30 años de Castellón han encontrado un empleo. Pero el problema es que el grueso de los que se han incorporado al mercado laboral lo ha hecho con un contrato precario. Un ejemplo. La tasa de temporalidad entre los más jóvenes de la provincia es del 90,63%, tres puntos más que la los mayores de 45 años. El grueso de los contratos que firman los jóvenes de la provincia son temporales y muchos de ellos también son por horas. De hecho, la tasa de parcialidad entre los menores de 30 años asciende al 39,10%, mientras que en los mayores de 44 años es del 24,9%. «El mensaje que se nos está transmitiendo es que la situación laboral mejora, pero la realidad es que aumenta la precariedad, los salarios en negro y las jornadas mur largas», insiste la representante del sindicato CCOO-PV.

La utopía de ser mileurista

Con tanto empleo por horas y tanto entrar y salir del mercado laboral (hay jóvenes que encadenan contrato tras contrato) ser mileurista se ha convertido en un sueño para decenas de jóvenes de Castellón con empleo. Hoy, y según la última estadística del Ministerio de Hacienda, el salario medio de un trabajador de la provincia de entre 25 y 35 años es de 14.915 euros (1.068 euros brutos al mes en 14 pagas), y los que tienen entre 18 y 25 años deben conformarse con un sueldo medio de 6.377 euros al año. «Si hace unos años ser mileurista era sinónimo de precariedad ahora se ha convertido en algo deseado para la mayoría», apostilla Montero.

La precariedad reina entre los jóvenes y montar un negocio empieza a ser una opción minoritaria. El emprendedurismo ya no cala tanto y, En Castellón, los jóvenes ya no quieren ser autónomos. Los profesionales por cuenta propia menores de 30 años apenas son 2.577 en la provincia, 233 menos que hace un año y un 28,2% menos que en 2010, cuando se contabilizaban 3.589.