Cuando explicaban que iban a poner en marcha sus negocios, su entorno les tildó de aventureros. En plena crisis sanitaria y en medio de la temporada turística más atípica de la historia, hay algunos profesionales de la provincia de Castellón que no se han amilanado a la hora de emprender con determinación nuevos proyectos empresariales.

Los datos alertan de una crisis global en todos los sectores, especialmente el turístico y el cultural, los más castigados desde que irrumpió el covid, por lo que poner a punto una nueva idea de negocio puede llegar incluso a resultar un tanto kamikaze. Sin embargo, la estadística de empresas inscritas en la Seguridad Social (en sus últimos datos registrados en el Instituto Nacional de Estadística -INE- que alcanzan hasta el mes de julio) extrae que Castellón cuenta con un número semejante de sociedades al de las fechas previas a la pandemia. En febrero eran 19.050, mientras que en estos momentos hay 18.967. Eso sí, entre los meses de marzo y abril el ritmo de destrucción se aceleró, con 1.087 firmas que se borraron del mapa.

En cambio, a partir de mayo, comenzó a variar la tendencia y durante ese periodo hubo un incremento de más de 300, mientras que el balance de julio mostró un crecimiento de 252. En total, 955 empresas más durante el último trimestre, y si miramos solo el último mes analizado, la provincia apuntó 65 nuevas entidades, si bien una tercera parte de las que llegan por las que se marchan, cerca de 20, tuvieron que bajar la persiana por falta de liquidez como herencia de esta crisis abierta que, a cada paso que da, agita con fuerza los pilares de la sociedad.

En este contexto, el número de altas de autónomos se desplomó un 20% durante los siete primeros meses del año, mientras que las bajas se dispararon. Así, y según la estadística de la Seguridad Social, entre enero y julio de este 2020 la cifra de emprendedores que optaron por abrir un negocio en la provincia ascendió a 4.261 frente a los 5.100 que lo hicieron en el mismo periodo del año pasado.

Lo que se traduce de esta lectura es que la pandemia abortó la incorporación de 839 autónomos en Castellón. «La dura situación que estamos viviendo ha hecho que muchos de los autónomos que cada año se dan de alta al comenzar la temporada turística no lo hayan hecho y eso se refleja en el importante freno a las altas. Y, por supuesto, un freno al emprendimiento de nuevas actividades», explican desde la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), que augura que los próximos meses podrían ser aún peores.

Sortear la crisis sanitaria

No son buenos tiempos para emprender, pero hay quienes sortean la fuerte marea y surfean al filo de las olas; no está todo perdido. Los protagonistas del reportaje, pese a la incertidumbre que les rodea, constatan aquello que se dice de que en momentos de crisis -incluso en las peores-, pueden surgir oportunidades. No existe una fórmula concreta, pero ellos tenían claras, al menos, dos cosas: Esfuerzo y profesionalidad. Los cinco jóvenes coinciden en que el éxito es la suma de pequeños esfuerzos que se repiten cada día, porque si ya tenían que lidiar, entre ganas y pasión, con la definición de una idea, que se dice rápido pero se cuece a fuego lento, con sus incontables trámites burocráticos, implicación humana, inversión y demás estrategias, ahora han tenido que hacerlo con un virus insaciable de por medio.

Hablamos de los emprendedores en tiempos de pandemia -casi parece un colectivo de superhéroes-.

Un paradigma que presenta muchas dudas al tejido laboral de la provincia y al que las instituciones no son ajenas. Tanto el Ayuntamiento de Castelló como la Diputación promueven desde que terminó la alarma programas de emprendimiento y fomento de empleo como el Move up! que arrancó la pasada semana, la nueva sede de coworking que se creó en Betxí para potenciar la inserción laboral, o el Plan Castelló Contrata, con ayudas de más de 2 millones de euros para este 2020 según la diputada del área, Patricia Puerta, destinados al desarrollo socioeconómico de Castellón para la reactivación de las personas autónomas, microempresas y pymes.

Hora de reinventarse

Es sabido que la pandemia abrió también una ventana a los negocios ya establecidos que cambiaron su estructura y se reinventaron por el camino. Es el caso de las empresas castellonenses Grupo Zona o Rótulos Levante, que sin ofertas de cartelería de eventos y diseño tras decretarse el cierre social y cancelar todos los actos, dieron la vuelta a sus objetivos y cubrieron las necesidades actuales: reorientaron su actividad para enfocarla hacia la fabricación de mamparas de metacrilato, o vinilos con nuevas referencias. O el caso de Mariló Gozalbo, propietaria de una pequeña tienda de venta de cortinas y estores en Castelló, Decorestil, que abrió una línea de mascarillas con varios modelos, colores y filtros, producto estrella con el que pudo compensar las pérdidas sufridas durante el cierre de su local. Profesionales con nuevas ideas... Y les salió bien.