El proceso de desescalada tras el confinamiento ya se aprecia de forma notable en toda la provincia de Castellón, tras haber entrado el lunes en la fase 1. Dos meses después del cierre de actividades no esenciales, ya se puede tomar un café en una terraza o comprar en establecimientos de hasta 400 metros cuadrados. Muchos empresarios han reabierto con la ilusión de saludar de nuevo a su clientela, pero los hay que han decidido mantener las puertas cerradas.

Es el caso de un restaurante de la zona costera de Torreblanca, Marítim. Su responsable, Vicente Bort, explica que su local, "con solo el 50% de la terraza y sin pode tener la sala abierta aún, resulta inviable, ya que el porcentaje de gastos es mayor que la capacidad de ingresar". Espera aprovechar la temporada de verano, aunque sin fecha definida. "Abriremos cuando podamos", concluyó, aunque mostró su voluntad de poder hacer temporada de verano, si bien mucho más breve de lo habitual.

Otro caso es el de un empresario de Orpesa, Adrián Fabregat. Cuenta con varios negocios, pero no todos arrancan temporada con la recién estrenada fase. «Los que requieren de la contratación de trabajadores necesitan que haya clientela que venga desde otras provincias», a diferencia de «bares más pequeños, en el centro, que tienen terraza y que gestionan autónomos», por lo que en la costa ha optado por esperarse. "Creo que el momento será a finales de junio", añadió.

Incluso en Castelló hay quien opta por la cautela. Algunos quieren ver la respuesta de la gente -por el momento muy positiva- para abrir en los próximos días. Hasta los hay que piensan aprovechar el primer fin de semana, en puntos como el Grau.

PRIMER BALANCE / En el norte de Castellón, que ya lleva una semana con el permiso para abrir el comercio y la hostelería, el seguimiento ha sido desigual. Las localidades más grandes han recuperado mejor el pulso, pero los destinos turísticos mantienen la apariencia propia de los meses de verano. Peñíscola, Morella o Alcossebre cuentan con un porcentaje más elevado de establecimientos por habitante, ya que muchos de ellos dependen de la llegada de unos turistas cuya presencia no se espera hasta la segunda quincena de junio, como pronto. Mercedes Soria, desde una de las asociaciones empresariales de Benicàssim, señaló que las tiendas ubicadas en el centro de la ciudad mostraron actividad desde el lunes, pero que en la costa apenas hay quien ha recuperado el ritmo de otros años. Tienen las mismas ganas que el resto, pero son conscientes de que no hay clientes. La ausencia de turistas conlleva una desescalada asimétrica dentro de la misma provincia.