Al margen de que se cumplan o no, que eso el tiempo lo dirá, las perspectivas de los empresarios de Castellón cara al último trimestre del año son positivas e indicadoras de que esperan una mayor actividad cara a final del año, al menos dentro del contexto de una crisis sanitaria y económica de graves consecuencias. Lo indica el Índice de Confianza Empresarial (ICEA) dado a conocer ayer, que aumenta un 11,4% respecto al trimestre anterior en la provincia.

El optimismo va por barrios, no obstante. Así, mientras sectores como la construcción y la agricultura manejan escenarios mejores que lo de los últimos meses, el turismo y la hostelería prevén un desplome importante en dicho periodo. La incógnita es el azulejo, que pese a haber incrementado su producción más del 18%, supedita lo que suceda en el último trimestre a la evolución de la pandemia.

La confianza, o al menos una mayor confianza que en meses pasados, se impone entre toda la clase empresarial de la Comunitat, puesto que el ICEA crece de media un 12%, por encima de la media nacional (10,5%). No obstante, la CEV pide «prudencia». Y es que la patronal reconoce que los indicadores son positivos, pero hay que tener en cuenta que la situación de partida «viene de desplomes históricos», por lo que las mejorías «no suponen la vuelta a tasas de crecimiento positivas» y «no son simétricas a nivel sectorial». De hecho, para final de ejercicio la CEV prevé una caída del PIB valenciano del 12%, como refleja su último estudio de coyuntura.

La construcción es uno de los segmentos con mejores perspectivas. Lo confirma desde Apecc, la patronal castellonense, su presidente, Fernando Alfonso: «Estamos contentos porque la cartera de pedidos para el año que viene ya está cubierta». A eso se le añaden «los numerosos proyectos de viviendas unifamiliares que nos están llegando en los últimos meses», que compensan la caída de la demanda de proyectos de rehabilitación de inmuebles.

En la Cámara de Comercio de Castellón achacan este optimismo al incremento de las exportaciones de las empresas de la provincia. «Tras marzo, abril y mayo, que fueron terribles, en los últimos meses las ventas han ido mucho mejor», explica su presidenta, Dolores Guillamón.

También hay buenas sensaciones en el sector agrícola, monopolizado en Castellón por la naranja. Enrique Ribes, secretario general de la Asociación de Exportadores de Fruta de la Provincia de Castellónde, Asociex, apunta que creen que la campaña va a ir «tan bien como la parte final de la anterior», cuando con ocasión de la pandemia se disparó el consumo de cítricos. De hecho, la demanda en la UE ha crecido un 20%.

No están las previsiones tan claras en la industria por excelencia en Castellón, el azulejo. «En el contexto actual, es especialmente complicado hacer estimaciones», indican en la patronal Ascer, ya que depende de «que la evolución sanitaria tanto en España como en los principales mercados estratégicos no siga empeorando, ya que volvería a arrastrar a las empresas y al consumo».

Más claro lo tienen en el turismo y la hostelería: se avecina desastre. «En nuestro sector las perspectivas de este otoño son muy malas. Habrá cierres por temporada, cierres por quiebras, despidos y una actividad, como poco, un 70% inferior al año anterior», detalla el vicepresidente ejecutivo de la patronal Ashotur, Luis Martí, una previsión en la que incluye «a los distintos subsectores de toda la provincia» (hoteles, bares, cámpings...).