Son una especie muy característica en Castellón, pero en los últimos tiempos los pinos se ve amenazados por el incremento de la plaga de la procesionaria. En inviernos suaves, la oruga aparece más pronto, y las copas de los árboles presentan sus características orugas. Entre los tratamientos más seguidos está la endoterapia, que introduce una serie de insecticidas inocuos para los humanos. El producto afecta a los insectos que comen las hojas, de modo que se reduce su presencia. También existen otros métodos como las trampas con feromonas. Esta opción es la más adoptada en la actualidad, ya que no supone la pulverización de elementos químicos, con el consiguiente efecto nocivo para los seres humanos.

Estos gusanos pueden provocar grandes molestias debido a la irritación que provoca en niños y animales de compañía. La procesionaria hacía acto de presencia en momentos determinados de la primavera, pero desde hace un tiempo resulta habitual su presencia desde las primeras semanas de invierno, lo que aumenta su población en el caso de que no se tomen medidas de control, y con el consiguiente riesgo en las calles de las ciudades.