A diferencia de lo que ocurre con los cítricos y otros cultivos agrícolas, la ganadería no tiene en Castellón un grave problema de precios. Nadie se hace rico en el sector, pero la importante presencia de las empresas integradoras facilita que los profesionales tengan unos ingresos estables y poco fluctuantes. En esto coinciden tanto los ganaderos como las organizaciones agrarias, pero también aseguran que hay dos cuestiones clave que cuestionan la viabilidad de las explotaciones: las dificultades para ampliarlas y la amenaza de varias enfermedades (tuberculosis, sarna y peste porcina, sobre todo) que ya provocan importantes pérdidas o que podrían hacerlo si no se atajan a tiempo.

El caso más acuciante es el de la tuberculosis, que desde hace años afecta a la cabaña vacuna del norte de la provincia. Según la secretaria de Fepac en Morella, Ana Mª Ripollés, «la prevalencia de esta enfermedad es mucho más alta en Els Ports que en las comarcas turolenses vecinas, sin que exista una explicación clara por parte de la administración». La diferencia, tal y como confirma el responsable de Ganadería de la Unió, Francis Ferreres, es tan elevada que el Programa Nacional de Control y Erradicación de la Tuberculosis prevé medidas distintas para ambas autonomías, lo cual critica y cree que se debería modificar.

Ferreres afirma que la Generalitat cumple escrupulosamente con ese plan, que en las zonas severas como Castellón prevé sacrificar a todo animal que dé positivo. Mientras, en Aragón se deja al individuo afectado en cuarentena y, un tiempo después, se le hace otra prueba, con lo que la prevalencia disminuye.

«Más del 90% de las explotaciones vacunas de la provincia son reproductoras, con lo que los animales infectados se inmovilizan, dejan de producir y se sacrifican a un precio muy inferior que el de uno sano, aunque también vaya a consumo humano», aseguró Ferreres, que evidenció que las pérdidas se acumulan para las granjas más afectadas.

Junto a la tuberculosis, hay dos enfermedades que se pueden contagiar a través de fauna salvaje como la sarna --detectada en 15 cabras en Castellón-- o la peste porcina (PPA), que ya está presente en Bélgica y amenaza con llegar a España. Es por ello que desde la Unió piden a la Conselleria de Agricultura y Medio Ambiente aumentar los controles sobre las poblaciones de cabras y jabalíes para prevenir focos que puedan extenderse a la ganadería.