Las entidades asociativas de la provincia buscan «nuevas vías de ingresos», reconoce el presidente de la cooperativa Sant Ambròs, de Aín, Ramón Soler. En la reciente asamblea general, esta sociedad aprobó una ampliación del artículo 2º de los estatutos para incluir nuevas modalidades de negocio.

Entre ellas se encuentra una vía nada habitual: la «prestación de servicios de cuidado y atención a personas, ancianos y cualesquiera tipo de discapacidad», como recoge la propia acta. El propio presidente señala que esto puede ser «muy, muy interesante» en un pueblo cuya población envejece y que en invierno ronda los «50 habitantes».

La idea la transmitieron a la cooperativa desde los Servicios Sociales del Ayuntamiento, explica Soler, y la cooperativa no dudó en incorporarla pues «la gente se ha ido haciendo mayor y esto cada día está más abandonado». Ahora acaba de terminar los trámites para llevarlo a cabo y, con ello, unido a otras vías de ingresos, pretenden «continuar disfrutando de un buen bar y una buena tienda», los servicios que actualmente, y desde hace años, ofrece la entidad.

Sant Ambròs, que comenzó como una cooperativa agrícola «hace 50 años» y rápidamente mudó a una comercializadora de fertilizantes y fitosanitarios para los vecinos del pueblo, busca «sobrevivir» para que el pueblo no muera en invierno.