La prostitución sigue siendo hoy un fenómeno tabú. La profesión requiere una mención especial dada la alegalidad de su práctica, vigente en varias localidades de la provincia y motivo de debate al decretar el cierre autonómico de varios locales de alterne. La Asociación Ciudadana contra el Sida de Castellón (Casda) señaló que la entidad dio cobertura a más de 200 mujeres en situación de prostitución, una cifra que en el 2005 sobrepasaba las 400; en el 2010 descendió a 276 y, en el 2015, alcanzó el punto más bajo, con 112 chicas y el Caminàs como la zona de mayor actividad.

Labor social

Manuel de Gregorio, presidente de Casda, explicó a Mediterráneo el cometido de su entidad. «Ayudamos a personas a salir de la trata de blancas. En 2020 hay más prostitutas libres que vinculadas a mafias, donde las más sometidas son las nigerianas», señala. La entidad cuenta con 22 proyectos, como La Llar, dirigido a afectados por el sida que por su perfil corren el riesgo de descarte social. Otros abarcan desde el reparto de comida y preservativos a talleres de alfabetización digital, además de acompañamiento para interponer denuncias.

«Las mujeres que atendemos son muy jóvenes, unos 25 de media, pero sospechamos --no están obligadas a mostrar su DNI-- que hay menores», asegura Noemí, responsable del Programa Educación Prevención (PEP). La pandemia también jugó su papel, limitando a las chicas a ejercer la prostitución en pisos, pero sin clientela en las calles sus ingresos se desplomaron, obligándolas a acogerse a las campañas de distribución de alimentos de Casda, que incrementó los despachos más del 50%

Drogadicción

Este fenómeno se asocia con la drogodependencia, aunque hay a quienes --especialmente de origen extranjero-- les supone una vía «rápida» de ingresos que mandan a sus familiares. Una prostituta de 40 años consultada por este diario explica: «La cagué porque era adicta a la cocaína y necesitaba el dinero. Cuando no controlas la adicción eres capaz de hacer lo que sea. Mientras trabajaba en el Caminàs tuve un encuentro con Casda y desde entonces mis objetivos cambiaron», comenta, dispuesta a buscar otro empleo.

Pero la prostitución no solo enmarca a las mujeres. De Gregorio afirma que en la provincia se practica cruising -actividad sexual entre hombres en lugares públicos-- en zonas de playa de Cabanes, Vinaròs o la Llosa. «Hay chaperos pero cuesta abrir ese melón porque las asociaciones mundiales no se hacen eco», apunta, y puntualiza que la normativa contempla un vacío legal o alegalidad que aprecia los lugares donde no está bien visto tener sexo, a 150 metros de un parque infantil o de un colegio, pero deja fuera zonas periféricas.

El sexo sin prevención atrae las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS), siendo la sífilis, la gonorrea y el VIH las más diagnosticadas en Castellón, y combatirlas forma parte de los derechos de la mujer. La lucha por una vida sexual digna no debe considerarse solamente responsabilidad de las autoridades.