Apasionado de la ciudad de Castellón y de sus tradiciones más antiguas, Juan Enrique Clausell es el castellonense que este año tendrá el privilegio de llevar a la Mare de Déu del Lledó en brazos y bajarla desde el camarín hasta el altar de la Basílica, colocarla en la peana y viceversa. Clausell señala que “es un honor tener la suerte de ser el representante de la labranza”, al ostentar el cargo de Perot de Granyana en las fiestas patronales de 2018. Además, “me produce un gran sentimiento ver la cara de alegría de la gente cuando les acerco la imagen de la Lledonera de Castellón”.

Para ocupar el cargo de Perot es necesario poseer tierras en las partidas que rodean la Basílica. En el caso de Clausell, se sitúan en el Ramell, muy próximas al ermitorio huertano. El Perot, quien solo tiene palabras de gratitud hacia quienes le pasaron el testigo, la Real Cofradía de la Virgen del Lledó y el Ayuntamiento de Castellón, así como a la Junta de Camareras, en la que su esposa, Virginia Bueno, ha cogido el testigo que dejó su madre y es actualmente celadora. “Las camareras son las primeras en transmitirme que estoy haciendo algo bonito por el pueblo de Castellón”, detalla.

“Ahora que se acercan los días grandes los afronto con mucha ilusión y con la preocupación de saber si voy a ser capaz de cumplir con el propósito que tiene el Perot de llevar a la Virgen con dignidad”, manifiesta. Los castellonenses irradian emoción, devoción y alegría al poder reencontrarse con la Virgen, especialmente cuando la Lledonera sale en procesión a hombros de los barreros de la Mare de Déu, acto en el que el Perot ha participado en los últimos años.

Clausell recuerda emocionado su nombramiento: “Fue una alegría inmensa y como os podéis imaginar es algo que cualquiera de Castellón siente en lo más profundo de su corazón”.

Por último, el Perot invita a que “los castellonenses sigan pensando que la Mare de Déu continúa ahí para protegernos y que vayan a aplaudirle siempre que puedan”. A su vez, aprovecha la ocasión para invitar a los vecinos “a que vengan y que disfruten el momento y la emoción que se vive en Castellón durante ese segundo en que la Virgen del Lledó sube a la peana y se mezcla con las personas que han acudido a verla y ovacionarla”.