La escalada de las bajas laborales por enfermedad común continúa en la provincia de Castellón este año. Según el informe emitido por el Ministerio de Empleo, al cierre de marzo habían alcanzado el dato de 3.995 casos mensuales, lo que supone 787 más que al terminar el último ejercicio, es decir, un 25% más en solo tres meses. El incremento del empleo y la consecuente merma de temor a perder el trabajo si se coge la baja, junto con la precariedad y temporalidad del mercado laboral son las dos razones básicas de esta evolución.

En un comportamiento que se sitúa en línea con la tendencia en el conjunto de España, el absentismo laboral causado por bajas por enfermedad y por otros motivos se había disparado ya un 67% desde los niveles mínimos registrados durante la crisis y en la provincia habían alcanzado ya el pico más alto desde el 2009 al terminar el ejercicio del 2018, como publicó Mediterráneo.

Ahora, no solo sube el número de procesos, sino que la incidencia por cada mil trabajadores se eleva en casi cuatro puntos en el primer trimestre del 2019, al pasar de 16,11 a 19,75.

En el caso de la duración de las bajas laborales, la tendencia es la contraria ya que, a medida que hay más, estas son más cortas. De hecho, la media del último ejercicio es de 52,08 días, mientras que en marzo pasado el dato había bajado hasta las 45,22 jornadas como promedio.

Desde CCOO, el responsable de Empleo, Albert Fernández, explica que, en realidad, las cifras «han vuelto a la normalidad». Indica que «durante la crisis había mucho miedo entre los trabajadores de la provincia a cogerse la baja, ya que temían represalias y la posibilidad de perder el empleo, mientras que ahora, ese miedo ha bajado mucho, porque hay más opciones para emplearse, aunque sean precarias».

Precisamente en la elevada temporalidad y en la precariedad que conlleva para los puestos que oferta en su mayor parte el mercado laboral en estos momentos se encuentra otra de las razones para el aumento de los casos de incapacidad laboral transitoria, ya que la falta de experiencia genera consecuencias tanto para la siniestralidad laboral, también al alza, como para las bajas.