Menos inversión en prevención y precariedad y más actividad económica están detrás de la escalada de la siniestralidad laboral en Castellón, que se apuntó ya en 2014, continuó en 2015, y se consolida este año, con un nuevo alza del 12% durante el primer semestre, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social. En lo que se refiere a los accidentes que se producen dentro de la jornada laboral, han sumado 2.597, lo que representa 316 más que en el mismo periodo del último ejercicio y el mencionado aumento del 12%.

La proporción de subida es idéntica en el caso de los siniestros in itinere, los que ocurren en el trayecto hacia o desde el trabajo, un total de 243 frente a 213, un aspecto del riesgo para el que la Diputación de Castellón acaba de anunciar un plan de formación y prevención.

Si bien desciende el número de muertes, ya que fueron 10 en los primeros seis meses del 2015 (5 in itinere y 5 en el trabajo), los fallecidos ascienden ya a siete, de los que la mayoría, cinco, han sido accidentes de tráfico.

menos graves // Los números revelan que el ritmo de siniestralidad es en estos momentos de 14 casos al día en las empresas y dos cada 24 horas camino del trabajo, con un único dato alentador, centrado en el descenso de los de carácter grave: pasan de 20 a 17.

El aumento poco o nada tiene que ver, además, con el hecho de que hay más castellonenses trabajando, ya que el número de afiliados a la Seguridad Social apenas ha subido en el periodo estudiado un 3,3% (pasan de 169.612 a 175.244) y el índice de incidencia proporcional crece el 12%.

Por sectores de actividad, queda fuera como el más afectado el de la construcción, que tradicionalmente registraba el mayor número y que la crisis ha reducido de forma drástica. La primera posición la ocupa ahora la industria manufacturera (762), seguida del comercio (484), la agricultura (430), y la edificación (232).

más recursos y formación // El responsable de Empleo en el sindicato CCOO en Castellón, Albert Fernández, explica que la evolución actual es la consecuencia de que “la inversión en prevención ha caído de forma espectacular, al igual que la formación, y durante los años de crisis, se han relajado mucho las medidas seguridad, tanto desde el punto de vista del empresario, como del trabajador, que está tan tenso porque las jornadas se doblan y por la precariedad laboral, que presta mucha menos atención a prevenir”.

Según Fernández, “además de recuperar la tensión de estar pendiente de la prevención, hace falta que cambien las políticas para que se impulse la economía con inversión pública, cuidar sectores como el turismo, que no se cuida, y diversificar el tejido productivo para mejorar la calidad del empleo”. H