La presencia del conocido como mosquito común y el de marjal siempre fue la más habitual en la provincia. El verdadero problema vino a partir de la invasión de la especie tigre, procedente de Asia. La presencia de este, por primera vez en la provincia, fue en el 2010, en Benicàssim. Desde entonces y, sobre todo, estos dos últimos años su expansión ha sido fulgurante. Actualmente, ya se localiza en 69 municipios de la provincia de Castellón, según estudios recientes de la Conselleria de Sanidad. Por tanto, ya está activo en más de la mitad de los municipios de la provincia, tanto en la franja litoral como en el interior.

Los expertos lo tienen claro. El mosquito tigre ha venido para quedarse. Su erradicación se antoja casi imposible, pero su control no resulta una quimera si se aplican los tratamientos correctos y existe concienciación ciudadana. Y es que ese punto es crucial, teniendo en cuenta su hábitat de reproducción. Mientras los dípteros tradicionales requieren de grandes encharcamientos para poner larvas, estos solo necesitan una pequeña cantidad de agua, en macetas o recipientes, que suelen estar en casas particulares.