Establecer medidas efectivas para que los temporales no destrocen el frente litoral cada poco tiempo, y mantener para ello un amplio consenso entre todas las partes afectadas. Este es el punto de partida que plantea la mayoría de cargos públicos consultados por Mediterráneo, así como la valoración de expertos en ordenación territorial, en el debate sobre las soluciones a adoptar ante los efectos del cambio climático en nuestras playas.

Una muestra de esta preocupación tiene como foco el litoral sur, que desde hace más de una década reclama la aplicación de inversiones, entre las que se incluye la construcción de espigones y la posterior reposición de arenas y gravas engullidas por la regresión. Mientras Costas baraja la idea de modificar los deslindes para el Dominio Público Marítimo Terrestre, alcaldes como los de Nules, Moncofa o Burriana han incidido a lo largo de esta semana en que las viviendas más afectadas por los golpes de las olas se encontraban a una distancia prudencial de la orilla, pero que la erosión las ha acercado, sin que hasta ahora se hayan aplicado las diversas actuaciones previstas desde hace años.

A este respecto, el secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer apeló a la «necesidad de adaptarse a un escenario de incidencias crónicas», pero recordó que a la vez «hay que invertir en la defensa del litoral, y que las obras se hagan según criterios de sostenibilidad, con la aportación del mundo científico».

REFLEXIÓN / Desde el ámbito académico, el profesor de Geografía de la UJI Juan Bautista Ferreres apuntó a la «reflexión y la oportunidad de generar consensos». Por eso hay que juntar en una misma mesa «a las tres administraciones que están implicadas en la cuestión, como Costas, la Generalitat y los propios ayuntamientos».

El experto comentó que las partes más cercanas al mar «conjugan el uso turístico con el industrial y el agrícola, por lo que hay que conciliar estos elementos ». Respecto a las inversiones propuestas, Ferreres mencionó que sin intervenciones «seguirá la dinámica regresiva, y llegará a perjudicar a las viviendas que en el pasado estaban lejos del peligro».Colomer solicitó que las obras «no sean solo parcheos, y sean cualificadas e innovadoras».

EFECTO EN LAS PLAYAS / Un equipo investigador de la Universitat Politècnica de València ha recogido en un informe el efecto del paso de Gloria por la costa de la Comunitat. La playa del Pinar de Castelló fue la que experimentó el principal retroceso de arena, al sufrir una pérdida máxima de 63,3 metros, y una media de 32. Además, l’Almadrava de Benicàssim quedó reducida en 59,5 metros, con 21,7 de media.