La joven valldeuxense Estela García Porcar asegura que siempre ha tenido “el gusanillo de viajar y hacer cosas nuevas”. Es por ello que después de estudiar Magisterio y Comunicación Audiovisual en la UJI, de impartir tres cursos en Catalunya y de trabajar como cuidadora de niños en el Reino Unido, se lanzó a la aventura de ejercer como profesora en Austin, capital de Texas. “Nunca había ido a Estados Unidos y la primera vez que vine fue sin billete de vuelta”, recuerda. “Me llamaba más California o Nueva York, pero elegí venir a Texas porque era el estado en el que más españoles se necesitaban para un programa bilingüe y más fácil tenía entrar. Una vez aquí ya he podido viajar y estar en 18 estados”, añade.

Una vez en Texas, pese a las lógicas dificultades del comienzo, Estela asegura que no se ha arrepentido en ningún momento de su decisión: “Al principio no fue fácil y el sistema educativo es muy diferente, aquí es mucho más exigente y hay más presión para el profesor, pero poco a poco me fui haciendo a la ciudad y ahora Austin me encanta”. Una de las claves para esta adaptación, asegura la joven de 29 años, ha sido “conocer gente de distintas culturas y nacionalidades. Al principio solo me relacionaba con los españoles que estaban en mi situación, pero ahora voy con americanos, cubanos, peruanos, mexicanos…”.

Pese a que Estela destaca “la vida que tiene Austin”, que asegura “es la mejor ciudad de Texas. Me da penita irme porque es genial”. Aprovecha también la joven para eliminar algunos de los mitos que acompañan a este estado norteamericano en el imaginario colectivo: “Cuando te hablan de Texas te viene la típica bola de heno por el desierto, los vaqueros o las pistolas. Todo eso existe, pero no es ni mucho menos habitual”. La valldeuxense confiesa, eso sí, que tiene pensado volver a casa el próximo curso: “En principio mi idea es estar un tiempo en la Vall y después buscar algo fuera de España”. Hasta entonces piensa aprovechar los últimos meses en una ciudad en la que ejerce como profesora de alumnos de infantil y que nos descubre a continuación.

-¿Qué es lo que más te ha llamado la atención desde que estás en Austin?

-Las diferencias culturales que existen con España. Aquí por ejemplo no se dan dos besos, sino que se dan la mano y si tienes mucha confianza te saludas con un medio abrazo. Al principio no sabes ni cómo saludar a la gente y para una chica es aún más difícil. La comida también es diferente, esa sí es la típica que te imaginas antes de venir. Hay mucha hamburguesería, comida rápida, mexicana, picante… Se come bastante mal y es triste ir al supermercado y ver que faltan muchas frutas y verduras que sí encuentras con normalidad en España.

-¿Qué es lo que más echas de menos de la Vall d’Uixó?

-A mi familia. Me vine yo sola a la aventura y aunque hable casi todos los días con mis padres y mi hermana, no es lo mismo.

-¿Qué diríais que es imprescindible para visitar en Texas?

-Sobre todo Austin, la capital y ciudad en la que resido. Más allá de los edificios, que cuenta con un Capitolio, un puente lleno de murciélagos o de su río, destacaría la vida que tiene, diurna y nocturna. El Down Town es muy bonito y todos los fines de semana hay algún evento, desde un festival de cine a conciertos. Siempre puedes encontrar música en directo y puedes encontrarte desde Paul McCartney a Metallica.

-¿Es mucho más elevado el nivel de vida en Texas que en Castellón?

-Sí que es todo más caro. Hay cosas que llegan hasta el doble del precio, pero después la ropa o salir a comer a un bar o restaurante es similar que en España. Aquí no cocina nadie y se sorpenden de que yo me haga la comida en casa.

-¿Cuál ha sido tu mejor y peor momento en estos dos años?

-Ha habido muchos de los dos. Uno de los mejores es cuando vino mi familia a verme en las primera Navidades que pasé aquí. Después hace un par de meses volvieron, pero mi padre ya no porque decía que esto está muy lejos (sonríe). Recuerdo también con mucho cariño el recibimiento que nos dieron la primera vez que vinimos, pues nos recogieron en el aeropuerto con el típico autobús amarillo de las películas. Aquí hay muchas americanadas y me encantan. ¿El peor momento? Supongo que cuando te preguntas que qué haces aquí, como cuando alquilé el apartamento en el que vivo vacío y tuve que comprar todos los muebles, después el coche porque el transporte público es muy malo…

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