Mónica tiene ahora 30 años y estuvo de los 11 a los 18 años en el centro de acogida de menores de Segorbe, que ha sido cerrado por la Conselleria. Sus padres tenían seis hijos y no podían encargarse de todos, así que ella vivió allí hasta que cumplió la mayoría de edad. La noticia de la clausura de la que consideró su «casa» le ha pillado por sorpresa. «Me he quedado alucinada con la noticia; cuando estuve allí todos se portaron muy bien conmigo, tanto dentro como fuera del centro», señala esta mujer, quien asegura que nunca vio «nada raro». «Si había alguna pelea o conflicto se solucionaba, como lo hacen en cualquier familia, te ibas antes a la cama, te restaban algo de la paga o te quedabas un fin de semana sin poder salir», explica Mónica.

En cuanto a que los menores podían haber ingerido comida caducada, esta mujer defiende que jamás se «racionó» y si se quería «se podía repetir». Por circunstancias, a los 21 años Mónica se convirtió en madre de acogida de tres sobrinos y hubo un momento en el que se planteó que fueran al centro de Segorbe. «Jamás lo hubiera pensado si hubiera estado mal».