El Ayuntamiento de Castellón analizará el escrito que presenten los vecinos de la zona de Sensal que están recogiendo firmas para la reubicación del pipican y evaluará las soluciones y mejoras a introducir en las instalaciones, sin aclarar si se podría trasladar a una nueva ubicación -ya sería el segundo traslado desde que se abrió en el 2012- o no. «Los técnicos lo están estudiando». Esta es la respuesta oficial de fuentes municipales a la denuncia que hacían algunos vecinos de la zona, que reclamaban quitar el parque de perros, «por malos olores y ruidos» que recogió este periódico en la edición de ayer.

Unas críticas vecinales a la que es la primera zona de esparcimiento canino de la ciudad a las que replicaron sus usuarios, los dueños de los perros que la aprovechan. Tras ponerse en contacto con este rotativo, puntualizaron las quejas vertidas por los vecinos del PAI Sensal y revelaron que están siendo «víctimas de agresiones verbales y ofensivas e insultos graves» por parte de quienes no quieren el pipican. Aseguran, además, que «tienen miedo por su integridad, la de sus hijos y perros» y que están sido «grabados y fotografiados sin permiso».

REUNIÓN // Explicaron que en febrero de este año se habían reunido representantes de ambas partes -vecinos y usuarios- con la concejala de Salud Pública en el Ayuntamiento, a la que trasladaron «su preocupación y sentimiento de indefensión frente a las acciones sufridas, especialmente por el hecho de ser grabados y fotografiados, no solo a nosotros, sino a nuestros hijos menores». Por parte del consistorio, aseguraron, «hubo un rechazo absoluto a estas acciones y amenazas». Antes, ya habían hecho llegar a la administración municipal un escrito con firmas de propietarios de perros en el que advertían de la situación.

En la reunión, se solicitó por parte de los dueños de los animales «poder continuar haciendo uso y disfrute del parque canino y que se garantice nuestra integridad y la de nuestros canes». Además, insisten, «se reiteró el compromiso de continuar respetando, siempre y en todo momento, las normas y horarios del parque, como hasta la fecha hemos venido haciendo. Controlar a nuestros perros para evitar cualquier molestia y seguir manteniendo nuestra disponibilidad y diálogo, sostenido en la tolerancia y el respeto a la convivencia».

Pese a ello, todo parece indicar que la situación se ha prolongado en el tiempo. «Hemos sido agredidos verbalmente por vecinos quejándose, injustificadamente, de nuestros perros varias veces, increpándonos e, incluso, exigiéndonos que nos marchásemos porque, según ellos, nuestros animales les estaban molestando». Todo, dicen, «sin la más mínima intención de diálogo».

Los dueños de los perros, asimismo, defienden su mantenimiento, ya que «Castellón es una ciudad que cuenta con pocas zonas de esparcimiento canino».