La nueva presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se ha estrenado en el cargo poniendo deberes a todos sus comisarios y, en lo que se refiere al sector azulejero, las noticias que llegan de Bruselas son esperanzadoras. La máxima responsable del ejecutivo comunitario propone la creación de una tasa de ajuste del carbono en frontera que gravaría la entrada de cerámica procedente de terceros países, entre ellos China.

Fuentes de la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (Ascer) reconocieron que tanto ellos como la patronal europea del sector, Cerame-Unie, ven con buenos ojos una medida que, aunque no afecta solo a las baldosas sino también a otras mercancías como la energía, sí podría dar oxígeno a la industria cerámica europea. El motivo es que algunos de sus principales competidores, fundamentalmente los asiáticos, no cumplen con los estándares europeos en cuanto a procesos productivos respetuosos con el medio ambiente. Esta tasa corregiría en parte ese desequilibrio.

UN MANDATO CLARO

Tras su nombramiento, el protocolo comunitario establece que la presidencia de la CE debe enviar una carta a los responsables de todos los departamentos en los que les marca los objetivos de su mandato, que en su caso será hasta el 2024. En esa misiva, von der Leyen insta al máximo responsable de Comercio (Phil Hogan, extitular de Agricultura) a contribuir al «diseño y puesta en marcha de una tasa fronteriza al carbono, trabajando en estrecha colaboración con el Comisionado de Economía». El mandato es claro, y a su cumplimiento también podría contribuir, según explicaron fuentes del sector, el hecho de que esta última área esté en manos de un italiano (Paolo Gentiloni).

Von der Leyen ya manifestó en julio su apoyo a esta medida, pues la entonces aún candidata a la presidencia de la Comisión se comprometió con los socialistas europeos a impulsar esta medida --que estaba en el programa electoral de la izquierda para los comicios europeos-- si recibía su apoyo para lograr el puesto para el que finalmente fue elegida en el Parlamento Europeo por un estrecho margen de nueve votos.

PETICIÓN EN MAYO

En mayo, las ministras españolas de Transición Ecológica y Hacienda, Teresa Ribera y María Jesús Montero, ya enviaron una carta a los entonces comisarios Miguel Arias Cañete y Pierre Moscovici en la que pedían el establecimiento de un impuesto fronterizo de características similares y aseguraban que este instrumento «encajaría con la estrategia de la UE» en materia de reducción de emisiones.

«Si Europa termina importando bienes producidos bajo estándares climáticos más bajos, las emisiones que evitamos serán compensadas, o incluso superadas, por aquellas generadas en los países donde se fabrican los bienes», añadían las ministras.

Los países asiáticos, que copan tres de los cinco primeros puestos en producción cerámica a nivel mundial --con China, India y Vietnam, que acompañan a Brasil y una España que es quinta-- podrían ser los más perjudicados por la imposición de la tasa.