Los autores del estudio Seguridad en carreteras convencionales: un reto prioritario de cara al 2020, elaborado por la Asociación Española de la Carretera (AEC) y la Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras (Seopan) incluyen dos carreteras de la provincia, prácticamente en toda su extensión, entre las 73 en que es urgente trabajar en toda España para reducir los índices de siniestrabilidad. Se trata de la N-340 y de la CV-13 que va del aeropuerto a Torreblanca.

En el documento, que solo analiza las carreteras con mayor densidad de tráfico, se proponen tres tipos de actuaciones en función de sus características como vía y de los accidentes que alberga. En el caso de las dos carreteras castellonenses, incluyen tramos catalogados como «de especial peligrosidad»... y estos comprenden prácticamente todo su recorrido: 13 kilómetros de los 16 de que consta la CV-13 (solo no está así catalogada en los 3 kilómetros en que es autovía); y la práctica totalidad de la N-340, desde Nules a Peñíscola, donde a finales del 2015 se puso en servicio una nueva variante hasta pasar Vinaròs.

Para reducir la siniestralidad en estos tramos, los expertos de la AEC y la patronal de las grandes constructoras Seopan proponen obras en su trazado por valor de 56,934 millones de euros, algunas destinadas a separar los tráficos y que incluyen actuaciones de bajo coste. De aquellos, 7,8 servirían para actuar en la carretera de titularidad autonómica; mientras el resto iría a parar a la N-340, divivida en dos tramos: 10,7 millones para trabajos desde Nules hasta superar Castellón; y 38,4 en los 64 kilómetros que van desde allí hasta Peñíscola.

El objetivo de los autores del estudio es reducir con estas obras (a nivel estatal proponen invertir 730 millones para trabajar en 1.121 kilómetros de carreteras) la siniestrabilidad que registra la red convencional, «ya que esta concentra la mayor parte de la accidentabilidad», con 8 de cada 10 fallecidos en carretera en el 2015, explica el director general de la AEC, Jacobo Díaz. Ante ello, y dado que en los últimos años se ha frenado la reducción de accidentes, «es vital acometer otro tipo de actuaciones que anticipen el error humano y sean capaces de corregirlo o paliar sus consecuencias», afirma el presidente de Seopan, Julián Núñez.