Igual que París tiene la Torre Eiffel, Castelló tiene el Fadrí». Quien lo dice es Vicente Ferran, que habla con conocimiento de causa, pues pocos han estudiado tan bien el emblema de la capital de la Plana. Este castellonense de 65 años aficionado a la carpintería ha construido una maqueta del campanario por excelencia de la ciudad a escala 1:22 y no oculta su satisfacción por un trabajo que, como puede apreciarse en la foto, raya la perfección: «Ha quedado incluso mejor de lo que pensaba».

Vicente ha empleado los últimos tres meses en esta maqueta y confiesa que antes de coger el serrucho de marquetería tuvo que hacer un esmerado trabajo de campo: «Desde que era niño no había subido al Fadrí y en un mes tuve que hacerlo tres veces para estudiar bien las campanas, el diseño... Habré invertido unas 200 horas para acabarlo.».

El material empleado en el proyecto es sobre todo madera, pero como ha cuidado hasta el más mínimo detalle, se ha ayudado de su cuñado Julio del Barrio en la elaboración de las campanas: «Como tiene una impresora 3D las realizó en plástico y son idénticas a las de verdad, aunque lógicamente más pequeñas». Las medidas del hermano pequeño del Fadrí son 63 centímetros de alto y 12,5 cm. de ancho. «Están hechas hasta las gárgolas», relata.

Castellonero de pro

Orgulloso de su ciudad como pocos, este artesano ha elaborado en las tres últimas fiestas de la Magdalena tres gaiatas a escala, cada cual más original. De hecho, la última se podía iluminar con una aplicación de móvil. Con la próxima, para este próximo 2020, espera superarse: «Es la que más me está costando porque tiene muchos cristales pequeños, pero creo que gustará mucho». Hace unos años, el protagonista de esta historia ya colaboró activamente en la elaboración de la Gaiata 13 de la ciudad, al tiempo que construyó de forma íntegra la infantil.

Quienes quieran disfrutar de esta maqueta del Fadrí al natural, Vicente adelanta que lo podrán hacer estas Navidades en la tienda Sáez, situada en la calle Enmedio. Posteriormente, en Magdalena, se podrá contemplar en la óptica Visualis. «Me gustaría que se pudiera exponer también en alguna institución como el Ayuntamiento, pero eso no depende de mí», reconoce.

Empleado de automoción durante toda su vida hasta que hace una década fue contratado en una azulejera de l’Alcora, asegura que sin ser carpintero profesional, «las manualidades son con lo que me entretengo desde que me jubilé». Después de concluir la gaiata que lleva entre manos en la actualidad, su próximo trabajo será «una casa de muñecas para la nieta», y quizá tenga que acabar ya con su afición por causa mayor: «Mi mujer dice que pare porque ya no caben más en casa», asegura entre sonrisas.