La caída del tonelaje de naranja en la provincia tiene una repercusión clara sobre el empleo. Estos días, miles de collidors pierden su trabajo en un goteo continuo. Lo apuntan desde el sindicato UGT y la empresa de trabajo temporal Grupo Noa’s, referencia en el sector citrícola. Tanto es así que su responsable, Adela Pérez, señala que, tras los ceses de contratos que ya ha llevado a cabo hasta el final del ejercicio del 2017, ha dado de baja a «más de la mitad» de los trabajadores asociados a la agricultura que gestiona la compañía, 1.800.

Es decir, 900 collidors han cesado de recolectar naranja estos días tan solo en esta ETT. A ellos se suman los del resto de empresas de trabajo temporal y «entre el 30 y el 40% de los fijos discontinuos» de comercios y cooperativas, asegura el secretario del sector hortofrutícola de UGT en la provincia, Ramón Serra.

De esta manera, miles de collidors han dejado de trabajar en la provincia mucho antes que otros años. «Es la primera campaña de mi vida profesional que acabamos mes y medio antes de lo previsto», asegura Pérez.

La razón, además de la merma de producción (en torno al 30%), está en que ha sido una campaña «intensa», coinciden ambos. Y es que no ha llovido, con lo que no ha habido ningún día de descanso; y los mercados europeos han tirado de la demanda, con lo que ha sido necesario un abastecimiento continuo a los almacenes. Y eso que se ha tratado de «escalonar» la campaña, afirma Serra, para repartir la fruta.

sin clemenules // Aun así, ya se ha acabado de recolectar la clemenules, y a precios de récord, como informó Mediterráneo el jueves. «Ya no quedan», afirman desde la patronal Asociex y, con ello, se da estos días «un parón» en los almacenes hasta que arranque la segunda parte de la temporada, más pausada, con variedades como la hernandina, que como consecuencia se adelanta.

La afección a las manipuladoras se suma a la de los collidors. Aunque no es habitual, hay almacenes, como el de Martinavarro en Almassora, donde ya se ha cerrado la temporada porque «solo trabaja con la nulera», dice Serra. Así, a las ETT acude gente «desesperada», asegura Pérez, por la temprana falta de empleo.