Más de 5.000 personas en la provincia de Castellón han sufrido un daño cerebral adquirido (DCA). Sin embargo, pese a que la mejora en la atención sanitaria ha permitido salvar cada vez más vidas, la insuficiencia de recursos sociosanitarios para rehabilitar a estas personas tras salir del hospital es la principal carencia, con listas de espera en la provincia de Castellón.

Como explica Amalia Diéguez, presidenta de la asociación Ateneu, con motivo del día mundial, el 26 pero celebrado ayer, apenas existen dispositivos de atención sociosanitaria que acompañen a los afectados y sus familias en el complejo proceso de rehabilitación, reinserción y normalización. «Es la conocida paradoja del fracaso del éxito», señala.

«En Castellón, en los últimos años, hemos dado pasos importantes dando a conocer esta realidad, trabajando en el desarrollo de la Estrategia Valenciana del DCA y creando los primeros dispositivos públicos de atención sociosanitaria y social», indica. Sin embargo, agrega, «sigue existiendo listas de espera tanto en la ciudad como en la provincia».

Diéguez agrega que se ha producido una mejora en la capacidad médica de hacer frente y salvar vidas, con lo que el reto es asumir qué pasa después.

Después se requiere de un proceso especializado, integral e ininterrumpido. «Esto supone uno de los mayores desafíos de cooperación social entre las administraciones para hacer frente a la escasez de servicios de rehabilitación especializada y apoyos sociales adecuados, o la desigualdad en su acceso», refleja. En su ausencia, las familias y, sobre todo, las mujeres cuidadoras, asumen la enorme carga de hacer frente a la ruptura de su trayectoria vital y al cuidado de su familiar con complejas secuelas psicológicas, físicas y sensoriales.

Según sus cálculos, cada año se producen en la provincia más de 1.100 altas de personas con DCA. De ellos, el 26% es menor de 65 años. El 65% son casos severos y el resto, leves o moderados.

Parecen aumentar los casos con secuelas menos graves. Sin embargo, advierte, «una menor gravedad no resta complejidad a su atención, ya que las secuelas cognitivas y conductales, con frecuencia invisibilizadas, son las que más afectan a autonomía personal y la inclusión social».

Del más de un millar de personas con discapacidad reconocida por DCA, el 30% presenta secuelas leves o moderadas valoradas entre el 33 y el 65% de discapacidad, es decir, alrededor de 400 personas. Y un 70% sufre secuelas severas, valoradas con más del 65%. Es decir, 730 personas.

El Hospital de la Magdalena alberga la unidad pública de rehabilitación y es el lugar donde la persona es derivada si aparecen secuelas tras un primer paso por el hospital, donde le habrán salvado la vida. Tras su paso por la unidad, la víctima y su familia, deberán enfrentarse al reto de la vuelta a casa. En el Tetuán está la sede de Ateneu, donde familiares y personas que en su día padecieron DCA han creado recursos de asesoramiento, un centro de día y otro de autonomía personal.