Si salimos a la calle y preguntamos a cualquier ciudadano de Castellón si paga muchos impuestos, seguro que la mayoría contestará con un sí rotundo y hará suya aquella creencia popular que defiende que no hay nada más seguro en la vida que la muerte y los impuestos. Porque para cualquier familia la caja fiscal se abre al alba. Al encender la luz, al abril el grifo, al tomar en el bar el primer café de la mañana, al coger el coche, al comprar el pan, al bajar la basura... Ningún acto cotidiano está exento de impuestos y tasas. Como tampoco lo está vender una propiedad, recibir una herencia o ganar un puñado de euros jugando a la lotería.

Durante los últimos años las administraciones (todas) no han se dejado un tributo por exprimir y, aunque la recaudación adelgazó durante los peores años de la crisis, los síntomas de recuperación económica llegan también a las arcas públicas. Y lo hacen de manera definitiva. Tanto que los ingresos del Estado, los ayuntamientos y la Generalitat Valenciana ya se sitúan en los mismos niveles que en el 2008. Y eso que la población en la provincia ha caído durante este periodo en casi 20.000 personas y el número de empresas se ha reducido un 10%, desde las 43.855 del 2008 a las 39.586 del año pasado.

Las administraciones vuelven a frotarse las manos y entre impuestos estatales y municipales y autonómicos, Castellón aportó el año pasado casi 1.700 millones de euros, una cifra muy similar a la contabilizada en 2008. Un cálculo simple (sin tener en cuenta que no todos los contribuyentes aportan por igual y obviando el peso del turismo) arrojaría que cada ciudadano de la provincia destina cada año unos 2.800 euros a impuestos. O lo que es lo mismo: una familia de cuatro miembros paga 11.200 euros, ya sea de forma directa a través de IRPF, IBI o impuesto de Circulación, o de forma más cotidiana a través del IVA o los tributos que gravan la gasolina, el alcohol o las tasas que se abonan por los servicios públicos.

El grueso de los impuestos que pagan las familias y las empresas de Castellón va a parar a las arcas del Estado. Durante el año pasado, la recaudación del Estado en la provincia volvió a aumentar un 15,5% y se situó en 1.122,2 millones de euros. Y este año la tendencia es muy similar: hasta febrero, Hacienda ha ingresado en la provincia 222,3 millones de euros, un 13,3% más que en los mismos meses del año pasado, cuando fueron 196,3.

El Estado vuelve a hacer caja en Castellón y los ayuntamientos tampoco se quedan atrás. El año pasado sus ingresos vía impuestos y tasas municipales ascendieron a 412,9 millones de euros, cuatro más que un año antes.

La renta, una ‘mina’

A nivel estatal, la recaudación fiscal en la provincia encadena cuatro ejercicios consecutivos al alza y ya queda poquísimo recorrido para asomarse a los 1.255 millones del 2008. De hecho, el año pasado Castellón fue un alumno aplicado en todas las asignaturas que impone la Agencia Tributaria, aunque la mejor nota la sacó el IRPF, el tributo más relevante del sistema fiscal y que grava principalmente las rentas salariales. En la provincia, este impuesto aportó 600,1 millones, un 15,5% más que en 2016 , pero 183 millones de euros menos que en el 2011, cuando los ingresos por ese concepto se quedaron en 475 millones de euros. Ese acelerón que ha dado el IRPF en los últimos años hay que achacarlo fundamentalmente al aumento del número de afiliados a la Seguridad Social.

Suben los ingresos por IRPF y también lo hacen los del IVA, que crecen un 11,5% en el último año, hasta los 143,1 millones de euros. Más lenta es la recuperación del impuesto de Sociedades, vinculado a la actividad empresarial. Aunque los ingresos por este concepto siguen al alza y el año pasado ascendieron a 313,5 millones de euros, son 79 menos que los ingresados en el 2008.

IBI Y PLUSVALÍA, UN FILÓN

Si la salud tributaria de las arcas estatales depende fundamentalmente del trabajo (IRPF) y del consumo (IVA), la máquina recaudatoria de los ayuntamientos tiene garantizado un filón con el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI). Y en los últimos años, la contribución (así se conoce popularmente a este tributo) no ha hecho más que dar buenas noticias. Un par de datos basta para entenderlo: en 2008, los 135 municipios de Castellón ingresaron vía IBI urbano un total de 144,4 millones de euros. El año pasado fueron 225,5, es decir, un 56% más. Y con la Plusvalía ocurre algo muy similar. Durante el último año, los ingresos en la provincias ascendieron a casi19 millones de euros, mientras que en el 2008 la cifra se quedó en 12,9 millones.

En el ámbito autonómico, las mayores alegrías al fisco las aporta el impuesto sobre transmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentales, que en el conjunto de la Comunitat Valenciana han supuestos unos ingresos para el Consell de 1.049,8 millones. El controvertido tributo de Sucesiones y Donaciones (el año pasado se eliminaron buena parte de las bonificaciones) también ha permitido al Gobierno de Ximo Puig incrementar los ingresos un 26% en un año.