Los hashtaggs como fórmula de empoderamiento colectivo. MeToo, TodasSomosLaura... son algunos de los ejemplos que Sonia Reverter y María Medina-Vicent, profesoras del departamento de Filosofía y Sociología de la Universitat Jaume I y miembros del Instituto Feminista de la UJI, analizan en el libro El Feminismo en 35 Hashtags, que este próximo 3 de marzo a las 19.00 horas se presentará en la librería Argot de Castelló.

La publicación analiza los principales cambios que se han producido en el movimiento feminista entre 2011 y 2019 a través de las campañas en redes sociales efectuando un análisis global, con Hashtaggs de España, Latinoamérica, EEUU, Rusia o Canadá viralizados a través de Twitter. MeToo, ViajoSola, Yositecreo, por ejemplo.

Amplificación

«La conclusión a la que se llega es que la recepción de esta campaña en redes sociales es mucho más amplia», señala María Medina, quien explica que también permite que la gente joven conecte más fácilmente.

Un público, dice, al que tradicionalmente ha costado más de llegar pero al que el entorno digital es más proclive. Ya se vio en las manifestaciones del 8 de marzo de los años 2018 y 2019, que se ha convertido en un fenómeno más intergeneracional. «Se generan nuevos espacios de convivencia entre distintas generaciones, por ejemplo personas de 17 años con gente de 70, lo que es una fuente de diversidad y enriquecimiento, aunque también de conflicto», indica.

Sonia Reverter añade que este hecho de la intergeneracionalidad es uno de los aspectos clave para entender la llamada "cuarta ola" del feminismo que aglutina todos los feminismos actuales.

Esto ha tenido, afirma Medina, un «eco social increíble. Gente que nunca había salido a la calle por estas cuestiones por primera vez lo hizo», señala, agregando que ahora es un movimiento más aceptado que hace dos décadas». Para Reverter "precisamente la emergencia feminista es la respuesta de las mujeres a la indignación de ver que por mucho que se pretenda que estamos en sociedades igualitarias la realidad es cabezota y nos demuestra con múltiples hechos cotidianos que eso no es así. Las mujeres se han hartado de los discursos y de los cambios meramente de maquillaje y superficiales. Hay que unirse y luchar, y esa ha sido la consigna que explica la efervescencia del feminismo hoy. Algunas de las consignas feministas demuestran claramente ese hartazgo".

A su vez, también han surgido «voces discordantes»: «Cuanta mayor importancia social y más caso se le hace desde los medios de comunicación se produce una respuesta más reaccionaria, una reemergencia del discurso de la derecha o ultra derecha como una respuesta a la emergencia del feminismo», señala.

MeToo

Además, abunda, «la forma de abordar la cuestión ha cambiado. Por ejemplo, MeToo o #Cuéntalo, por ejemplo, expresan, con su breve llamada, una realidad generalizada: que mujeres de todo el mundo sufren acoso sexual, que las agresiones y violaciones no son hechos aislados. Las celebrities de Hollywood, han contribuido a amplificar el mensaje del MeToo en redes sociales alcanzando a su vez al gran público.

Asimismo, han contribuido a que el fenómeno de la violencia de género se haga más visible y el relato más contundente. Para Sonia Reverter y Maria Medina-Vicent, el hashtag es «energía, reivindicación, alivio y terapia». «No soy la única es el sentimiento que su efecto produce en muchas mujeres, lo que aumenta su indignación, pero aminora la soledad y permite que el activismo no se quede en lo digital, sino que se organice y salte a las calles», han destacado, al tiempo que han puesto en valor que «permite también decir hoy, sin miedo, algo que hace décadas parecía impensable»: «Sí, yo soy feminista».

Los peligros

El feminismo en 35 hashtags también alerta del peligro de convertir el fenómeno en producto.

«Hay que advertir del peligro de que se convierta en un nuevo producto al servicio de una sociedad de consumo, tendencia que, si se impone, puede desactivar su fuerza transformadora», añade.

El mayor peligro, añade Medina, es que, al final, este fenómeno se quede como un discurso narrativo en redes y no tenga traslado en las calles, pues, un movimiento social y político, en algún momento tiene que ocupar la calle, que las redes no canibalicen la lucha en la calle. Sin embargo, Reverter apunta que "también hay lugar para el optimismo, pues la fuerza de la conciencia feminista y de reclamo de igualdad hoy no muestra posibilidad de retroceso".