Ya no queda nada para dar la bienvenida al 2020. En familia o con amigos, en el interior o en la costa, en una casa rural o en un restaurante, con uvas o con mandarinas... hay mil y una posibilidades para pasar el fin de año en Castellón. Porque así como la Nochebuena suele ser una fiesta hogareña, la Nochevieja es centrífuga y está diseñada para no quedarse en casa. Esta vez no será muy diferente y, encima, el tiempo va a acompañar, con un final de año con temperaturas muy suaves y sin lluvias a la vista. La mayoría de los restaurantes y hoteles de la provincia ya tienen colgado el cartel de completo y la cena de mañana supondrá el broche final a un año redondo para el sector. Un año en el que se ha disparado el gasto de las familias en comidas y cenas fuera de casa.

Los datos que manejan los hoteles y restaurantes de la provincia no pueden ser más positivos. Y eso que, en general, la cena del día 31 no suele ser barata. Aunque todo depende de la calidad del menú y de si hay o no cotillón, barra libre, resopar y fiesta hasta altas horas de la madrugada, los precios suelen oscilar entre los 60 y los 180 euros por persona, unas cifras que son muy similares a las del año pasado.

Para el grupo Brisamar, con restaurantes en el Grao de Castelló (Club Náutico) y en Betxí, la noche del 31 está marcada en rojo en el calendario. «Es una de las fechas clave del año y este año las perspectivas son muy buenas. En el Club Náutico lo tenemos todo al completo y en Terraza Brisamar y Salón 1964, prácticamente también», apunta Vicente Franch, uno de los responsables de la empresa. Este año, el grupo ha apostado por tres menús (en cada local es diferente) que cuestan 110 euros y uno infantil de 35 euros. «La mayoría de nuestros clientes nos son fieles año tras año. Diría que el 80% repiten y eso es algo de lo que nos sentimos muy orgullosos», explica el responsable de Brisamar que añade que los grupos son heterogéneo. «Tenemos desde gente muy joven, parejas con niños pequeños, personas más mayores... ».

Con la cena de mañana, Grupo la Guindilla también cerrará un año para enmarcar. «En Benicàssim, en la Guindilla Gastro-Tasca, no tenemos ni una sola mesa libre», cuentan en un local acostumbrado a colgar el cartel de completo. En Malabar, en la calle Ruiz Vila de Castelló, también está todo el completo desde hace una unas semanas, y eso que el menú cuesta 90 euros.

MIL Y UNA OPCIONES

El Palasiet, en Benicàssim; la sala Opal en el Grau o los hoteles Civis de Castelló, por citar otros ejemplos, también prevén una Nochevieja por todo lo alto. Como también lo será para Marina d’Or, en Orpesa. «Será un fin de año espectacular. Y lo será por su calidad, originalidad y variedad, dado que hemos preparado cenas de gala y fiestas para todos los gustos y bolsillos», explican en la Ciudad de Vacaciones.

Aunque la tradición manda y lo normal es salir a cenar y tomar las uvas (o los gajos de mandarina) cada vez son más los que optan celebrar la Nochevieja a plena luz del día. Y ahí la clave está en el auge imparable del tardeo. Lo sabe bien Jovi Selma, gerente de Como Antes y La Vermutería, en el centro de Castelló. «Mañana trabajaremos a tope y lo haremos a mediodía. En Como Antes tenemos un menú muy especial y habrá un pinchadiscos hasta las 20.00 horas», cuenta. «El tardeo va a más y lo llamativo es que hasta València nos copia», dice.

Será por la recuperación del empleo o por el auge del tardeo (o por las dos cosas), la realidad es que al sector de la hostelería en Castellón el negocio no le puede ir mejor. Y los datos lo constatan. La facturación de los locales va a más y cada vez abren nuevos locales. Un ejemplo. Solo en el último año el número de locales abiertos ha aumentado en otros 36, hasta los 3.789, según la última estadística del INE.

DESPEDIR EL AÑO EN EL PUEBLO

Otro clásico para despedir el año son los alojamientos rurales. En el interior de la provincia hay disponibles medio centenar de casas rurales y la inmensa mayoría van a colgar el cartel de completo. La ocupación rondará el 90%, aunque hay municipios como Vilafamés donde no queda una casa libre. Y lo llamativo es que las primeras reservas se hicieron el pasado mes de septiembre. También en Culla o en Morella lo tienen todo lleno. La mayoría de los clientes procede de la propia provincia o de Valencia y, en general, se trata de familias con niños pequeños o grupos de amigos.

En un restaurante, en una casa rural y también en la colla o en casa pero encargando la cena en una empresa de catering. Otra opción que gana enteros para disfrutar de un fin de año a tope.