El consejero delegado de la empresa Carns de Morella, Rafael Pallarés, aseguró ayer en Les Corts que en zonas rurales del interior la actividad de los mataderos «ha de estar apoyada por la Administración», pues forman parte de una cadena de la que dependen muchos empleos. Así lo apuntó en la comisión especial de estudio sobre el sector ganadero y su viabilidad. «Si desapareciese el matadero posiblemente lo harían las pequeñas carnicerías, en cada una de las cuales trabajan dos o tres personas; además, no serían viables otras pymes agroalimentarias», argumentó.

Los portavoces de PP y Ciudadanos le interrogaron sobre la subvención que Carns de Morella iba a recibir del Consell en el 2016, y que fue sustituida por convenios. Esta ayuda, inicialmente en los presupuestos de la Generalitat 2016, suscitó polémica porque Carns de Morella la presidió el jefe del Consell, Ximo Puig, hasta junio del 2015.

El diputado portavoz de Agricultura del PP, José Ramón Calpe, acusó ayer al Consell de «mentir, al tratar de justificar una subvención nominativa para Carns de Morella, cuando se ha demostrado que no existe el proyecto que se dijo para convertirla en matadero ecológico. Hoy, el gerente lo ha negado».