El crecimiento del sector de la pesca en la provincia de Castellón ha sufrido un freno brusco y atraviesa una situación delicada que preocupa a los profesionales. La baja rentabilidad, las restricciones en la normativa europea y la falta de ayudas a la construcción de nuevas embarcaciones para la práctica profesional de la pesca son las tres espadas de Damocles que penden hoy en día sobre uno de los sectores productivos más importantes de la provincia. De hecho, en Castellón no se construye un barco nuevo desde hace casi una década.

Así lo explica el secretario de la Federación de Cofradías de Pescadores, Manuel Albiol, al periódico Mediterráneo, para quien, en estos momentos, «estamos atravesando un momento clave porque se debate en Bruselas el Plan Plurianual de Pesca de Demersales (especies como la dorada, el rape o la pescadilla, por ejemplo, que viven cerca del fondo del mar) del Mediterráneo que afecta al arrastre y al cerco» y que supone ingresos para estos profesionales castellonenses.

Los precios altos del gasoil para las embarcaciones, los pagos a la Seguridad Social de los trabajadores o el estancamiento de los precios —a pesar de la alta oferta— contribuyen a la baja rentabilidad que hoy en día sacude al sector y que constituye uno de los problemas a los que tienen que hacer frente los pescadores.

PROBLEMAS BUROCRÁTICOS

Unas limitaciones a las que se suma «la legislación de la UE que no tiene en cuenta la idiosincrasia de la zona del Mediterráneo y la escasez de ayudas para la construcción de barcos a la que nos enfrentamos». «Para nosotros, que no recojan las características especiales de nuestra zona supone un problema porque la normativa puede no reflejar nuestras necesidades», prosigue Albiol.

«No saber qué medidas aprobará la Unión Europea que puedan ser beneficiosas para el sector crea incertidumbre y preocupación», añade el secretario de la Federadión de Cofradías de Pescadores, quien especifica que, aunque hay relevo generacional, este es cada vez menor, lo que supone otra piedra en el camino del crecimiento de este sector productivo. Si bien las expectativas con respecto a Bruselas no son demasiado positivas, la flota de la provincia «confía en mantener el estatus con el que cuenta».

COMPROMISO

El sector de la pesca castellonense, junto al puerto de Tarragona, siempre «hemos estado comprometidos con nuestro trabajo y realizamos más meses de paro biológico. La provincia se ha caracterizado por ser una de las flotas más restrictivas respecto a lo que exige la ley».

Un extremo de este compromiso lo ratifica el patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Castellón, Manuel Peña. «Tomamos la decisión de parar este año durante los meses de agosto y septiembre en lugar de en julio y agosto con el fin de dejar que el producto creciera y, de esta forma, proteger al pescado pequeño», afirma. Una decisión que corrobora el trabajo que está realizando el sector en pro de mejorarlo.

Por el momento, el sector de la pesca se muestra expectante ante la decisión de Bruselas y confía en que la resolución final sea positiva para seguir faenando y poder ejerciendo este modo de vida, principalmente en las localidades costeras como el Grao, Peñíscola o Burriana.