La aprobación del Plan General Estructural por parte del Pacte del Grau en el pleno del pasado martes -en solitario y después de que PP y Ciudadanos abandonaran la sesión- ha hecho que una de las zonas más sensibles del futuro desarrollo urbanístico de la ciudad, la Marjaleria, se cuele también de lleno en esta precampaña. El conflicto de cómo dar solución a las aproximadamente 5.000 viviendas construidas en la Marjal está latente hace décadas, y los planes que tiene el actual equipo de gobierno -PSPV y Compromís- y el PP tienen poco que ver.

Ayer mismo, la candidata del PP a la alcaldía, Begoña Carrasco, se comprometió a recuperar y actualizar el Plan Especial diseñado por el anterior equipo de gobierno popular, «para atender las necesidades de los vecinos». Su idea es «que se puedan desarrollar por fases las inversiones y servicios que piden los ciudadanos, con cuestiones básicas como la electricidad o el agua potable».

«El Pacte del Frau toma decisiones con las que pone en riesgo sus viviendas, al reclasificar el suelo de la zona y convertirlo en agrario y protegido, cuando ya estaba considerado como urbanizable. Han anulado sus derechos de un plumazo», criticó Carrasco.

Desde el equipo de gobierno, no obstante, recuerdan una de las conclusiones del informe elaborado por el Consell Social de la Ciudad para la Marjaleria, en la que el máximo órgano consultivo de la capital, insta, literalmente, a «no generar expectativas infundadas ni crear situaciones de conflicto con sus habitantes». Afean así las promesas del PP. La propia alcaldesa, Amparo Marco, recalcó que «no se engañará a nadie con falsas expectativas». Su plan para la Marjaleria pasa por un urbanismo blando, a través de planes de minimización de los impactos, para dotar de servicios a las viviendas.

Por otra parte, Marco y el edil de Urbanismo agradecieron ayer el trabajo de los técnicos en el nuevo plan estructural, que se ha enviado a la Generalitat para su evaluación ambiental.