Las estadísticas de empleo mejoran lentamente en Castellón tras el confinamiento por el coronavirus y la progresiva reactivación de la economía iniciada en verano. A pesar de ello, hay indicadores que dejan a las claras que la situación todavía dista mucho del periodo anterior a la pandemia.

Uno de ellos es la cantidad destinada a sufragar las prestaciones del paro. Los datos más recientes del Ministerio de Empleo y Economía Social revelan que el gasto en agosto fue de 32.581.000 euros. Una cifra muy inferior a los casi 60 millones de mayo, en el peor momento del estado de alarma, pero que sigue un 50% por encima de las cantidades que solían abonarse en cada mes del periodo comprendido entre agosto del 2019 y marzo del 2020, y que oscilaban entre los 19,7 del pasado noviembre y los 22,8 de este enero.

A diferencia de las estadísticas del desempleo, que reflejan la cantidad de personas que solicitan un trabajo pero no a quienes están acogidos a un expediente temporal de empleo (ERTE), las prestaciones revelan el esfuerzo que tiene que asumir la Administración para hacer frente a la parálisis de la economía en esta pandemia. La mayor parte de este dinero corresponde a quienes integran las listas de demandantes. A pesar de que en julio y septiembre los datos fueron buenos, el número total de parados se sitúa en 45.343 personas. Casi 6.000 más de las que se hallaban en esta situación hace justo un año.

Por otro lado, a día 30 de septiembre, seguían en un ERTE 5.270 asalariados, de los más de 40.000 que llegaron a ver suspendido su empleo en la provincia.

SECTORES

En cuanto al impacto del coronavirus por sectores de Castellón, la mayor parte de afectados corresponden a los servicios, con la suspensión de las actividades consideradas como no esenciales, y que abarcó al turismo, hostelería y buena parte del comercio. El efecto fue menor en dos de los motores de la economía provincial, como es la industria y la construcción, con un aumento del paro en marzo y abril, pero que posteriormente registraron pequeñas disminuciones.

Las perspectivas hasta final de año contemplan un comportamiento aceptable de la agricultura, gracias a una campaña citrícola en la que la mayor producción conllevará una subida en las contrataciones. En cambio, el final de una campaña turística que se ha desarrollado a medio gas tendrá efecto a partir de octubre. Los empresarios defienden aumentar los plazos de los ERTE para sostener el empleo, aunque ello subirá el coste de las prestaciones.