El Gobierno y la Generalitat se enfrentaron ayer a raíz de las molestias que vienen sufriendo los usuarios del tren, fundamentalmente los Cercanías entre Valencia y Castellón, pero también otros, como los Regionales al norte de la provincia, que durante el fin de semana han sufrido problemas de saturación.

El de ayer lunes fue el encontronazo dialéctico más importante desde que comenzaron las obras para implantar el tercer carril en el corredor mediterráneo. El delegado del Gobierno en la Comunitat, Juan Carlos Moragues, acusó al presidente de la Generalitat, Ximo Puig, de buscar una política «frentista y de confrontación» con Madrid en este tema, cuando «el Gobierno está auxiliando a la Comunitat pagando proveedores que no puede y recibiendo inversiones estratégicas para el Corredor», señaló.

Por su parte, el director general de Obras Públicas de la Conselleria, Carlos Domingo, señaló que Adif, Renfe y el Ministerio de Fomento están «menospreciando a los usuarios» de la línea C-6, a los que considera como «ciudadanos de segunda; y esto la Generalitat no lo puede permitir».

reunión en una semana // Domingo señaló que el funcionamiento de la línea Valencia-Castellón es «muy deficiente», algo que ha llevado a que los usuarios «pierdan la confianza en el servicio». Muy pronto tendrá la oportunidad de trasladar esta opinión, ya que el próximo martes, 4 de octubre, se reúne la comisión mixta en la que la Generalitat y Renfe evalúan la calidad de la circulación.

En la cita no está previsto que se hable de la transferencia de la gestión de los Cercanías, que Puig solicitó meses atrás y sobre la que ayer Moragues apuntó que no es «necesaria». En cambio, y desde Castellón, señaló que el Gobierno autonómico es «pedigüeño y plañidero, que todos los días pide y se lamenta». Al mismo tiempo, indicó que los índices de puntualidad de los Cercanías «están ahora al 85%».

Muy diferente opina el director general de Obras Públicas, quien criticó las obras, «que no se deberían haber abordado de la forma como se ha hecho». Para Domingo, «la falta de planificación es notable y el grado de improvisación, demostrable». H