Tras la campaña de la semana previa a las fiestas, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha intensificado los controles, tanto «de velocidad, sobre todo en carreteras convencionales, y los de alcoholemia y drogas», señala el delegado del Gobierno en la Comunitat, Juan Carlos Moragues.

La apuesta de la DGT por erradicar a los conductores que se ponen al volante tras haber ingerido algún tipo de sustancia psicoactiva es lo que ha llevado a este organismo a incrementar las sanciones y poner en el punto de mira a los reincidentes en la ley de seguridad vial, señaló ayer la Delegación del Gobierno.

Asimismo, también quiso dejar claro que, además de las sanciones por conducir ebrio o bajo los efectos de las drogas, negarse a que se le practiquen las pruebas es igualmente sancionable. De hecho, son las sanciones más duras, que siguen la vía penal y acarrean «prisión de seis meses a un año y privación del derecho a conducir de uno a cuatro años».

Conducir drogado o con tasas de alcohol superiores a 0,60 miligramos en litro de aire o de 1,2 en sangre, acarrea cárcel de 3 a 6 meses o multa de 6 a 12 meses o trabajos en beneficio de la comunidad de 30 a 90 días, y privación del carnet de 1 a 4 años. El resto de positivos conlleva una multa y la retirada de 4 ó 6 puntos.