Uno de los iconos que identifican a Castellón es la Creu del Bartolo, que corona el Desert de les Palmes desde su vértice más alto que es el monte de Sant Miquel, popularmente conocido con el nombre del fraile que construyó la ermita que allí se localiza y que fue el hermano Bartolo. La primitiva Cruz del Bartolo se construyó en el año 1911 impulsada por las organizaciones católicas de toda la comarca de la Plana. Era Papa de la Iglesia católica León XIII, el pontífice que impulsó la doctrina social de la Iglesia.

La Creu del Bartolo se convirtió en un símbolo del catolicismo en toda la provincia de Castellón y como tal fue la meta de peregrinaciones y romerías. Era el momento de la colisión entre el republicanismo laicista y el catolicismo conservador que en Castellón se vivió con especial virulencia. Pasaron los años y en el verano de 1936, recién estallada la Guerra Civil, los ojos de los milicianos anticlericales se fijaron en la monumental cruz.

Un día de agosto de aquel año, un grupo de dinamiteros del Frente Popular subió con mulos hasta lo alto del monte Bartolo, donde voló el monumento. Sus restos quedaron diseminados sobre la cumbre de la montaña y así permanecieron hasta bien entrados los años setenta, cuando se impulsó la reconstrucción de la cruz. Para ello se constituyó una comisión de vecinos de Castellón y Benicàssim relacionados con los movimientos católicos y con Acción Católica.

La reconstrucción

Y si hubo una gran impulsora de la reconstrucción fue Virginia Gómez, esposa del labrador castellonense Antoni Porcar y madre de la saga Porcar. Hasta su fallecimiento, fue una entusiasta animadora de la recuperación de la Cruz y de las antiguas romerías. Su hija Virginia le sucedió al frente de la comisión junto a los hermanos López Simarro y Joaquín Almela.

Por parte de Benicàssim destacó el trabajo del periodista Pedro Asín, que escribió un libro. El arquitecto castellonense Juan Carlos Barrigo proyectó el monumento y la primera piedra se colocó un 13 de mayo de 1984. Una vez construida alcanzó una altura de 24 metros, pesando 90 toneladas. El presupuesto total fue de 10 millones de pesetas.