La mitad de la producción ganadera de la provincia muere fuera del territorio castellonense, es decir, en mataderos de otras zonas. El dato no es superfluo, puesto que esto “dificulta la viabilidad de las explotaciones provinciales”, como destaca el responsable técnico de sectores ganaderos de la Unió, Francis Ferreres. No en vano, tener que trasladar las cabezas de ganado en ocasiones hasta 150 kilómetros para morir eleva los costes de producción, señala.

Y es que, a pesar de que cuenta con 20 mataderos, la provincia ha perdido muchos en los últimos años. Pero no solo la pérdida de instalaciones de sacrificio explica esta situación. La razón principal surge de que la mayoría de las explotaciones ganaderas de la provincia trabajan con el método de ganadería integrada. Es decir: una empresa integradora les suministra todo --desde el animal, hasta el pienso y las medicinas que va a necesitar durante su vida-- y posteriormente se lo lleva para sacrificarlo donde cree conveniente. Como muchas integradoras son de Valencia y tienen convenios (cuando no son propietarias o accionistas) con mataderos de esa provincia, “desvían la producción a mataderos de otras áreas”, señala Ferreres.

Esto se ve claramente con la cabaña porcina. Castellón produce más de la mitad de los cerdos que cada año crecen (y mueren) en la Comunitat Valenciana. En el 2014 (último dato público disponible) fueron 1,23 millones de cabezas. Por el contrario, los mataderos de la provincia solo trataron 8.857 toneladas de cerdos, cuando en Valencia fueron más de 100.000. Y eso que la provincia vecina produjo casi la mitad de las cabezas de este ganado.

Algo parecido sucede con el ganado aviar, aunque en este caso las cifras, a pesar de multiplicarse en Valencia, no son tan escandalosas. Todo ello tiene un perjuicio en forma de puestos de trabajo, sobre todo para el interior castellonense, muy necesitado de actividad y donde están implantadas las granjas. Por ello, desde la Unió piden volver a construir mataderos en Castellón. H