En los bares y restaurantes de los polígonos industriales empiezan a ver la luz al final del túnel. «Y ya tocaba», dicen quienes cada día sirven almuerzos y comidas a trabajadores de empresas del azulejo, pero también de pequeños talleres y compañías logísticas. Si el polígono funciona, el bar también lo hace. Y a la estación de servicio le ocurre lo mismo. «La actividad ha estado muy parada, pero ahora parece que se está recuperando. Hay más movimiento», subrayan en el restaurante Hermanos Navarro, situado en el apeadero de Betxí.

Tras años de parón casi absoluto, la actividad vuelve a las principales áreas industriales de Castellón. Y vuelve con fuerza. La reactivación ya empezó en el 2017 pero este año se lleva la palma porque cada vez son más las empresas dispuestas a invertir en nuevas naves o en suelo industrial. «Cada vez hay más operaciones tanto de compraventa de naves como de alquiler y la demanda de suelo industrial también va a más», explica Vicent Clausell, gerente de la inmobiliaria Inmoal, con naves en Almassora, pero también en municipios como Castellón o Vila-real.

Que la actividad vuelve a los polígonos es algo que confirman en todos los ayuntamientos consultados. En Vila-real, por ejemplo, el ayuntamiento concedió el año pasado 41 licencias de obra mayor, un 20% más que durante el 2016. Y en esta primera mitad de año ya suman otras 20 que suponen una inversión de 7,3 millones de euros. « La ciudad vive un momento de gran efervescencia industrial y muchas empresas están acometiendo inversiones bien para ampliar sus instalaciones, bien para hacer estocaje o bien para instalarse en el municipio», describe Emilio Obiol, concejal de Territorio, que se congratula del hecho de que el municipio vuelva a crear empleo industrial y lo haga con fuerza. «Para una empresa estar en Vila-real es ganar», insiste.

En los polígonos de Vila-real las cosas van a mejor y en Almassora y Onda ocurre algo muy similar. En Onda, en los cuatro primeros meses de este año, el Ayuntamiento ha dado luz verde a ampliaciones de naves y nuevas construcciones por valor de casi dos millones de euros. «En 2017 ya se concedieron 107 licencias de obra mayor, casi un 30% más que en el 2016», aseguran fuentes del consistorio. En Almassora, y según datos del consistorio, las licencias para instalación o ampliación han aumentado un 18,18% en el último año. «La mayoría son industrias cerámicas y la previsión es que la tendencia al alza se mantenga, sobre todo después de que en septiembre inicie su actividad el ITC», explican fuentes del ayuntamiento.

REACTIVACIÓN Y PRECIOS

Las grúas vuelve a los polígonos y esa mayor actividad se apoya en tres grandes patas. Por un lado, en la reactivación del sector industrial y logístico, que está provocando que decenas de empresas amplíen instalaciones, cambien de ubicación o compren terrenos para implantarse en Castellón. Por otro, los precios de naves y suelo industrial, que nada tienen que ver con los de antes de la crisis. Y también influye el hecho de que los bancos han abierto el grifo del crédito, lo que está animando a las firmas a acometer cambios en sus instalaciones.

Que el precio del suelo industrial sea el más bajo en años influye, y no poco, en el hecho de que muchas empresas se hayan decidido a comprar parcelas. «Lo primero que se ha vendido son las naves y suelo en manos de la banca, que eran muy económicos», explica el responsable de la inmobiliaria Inmoal. Las ventas de naves y suelo se han disparado y los alquileres, también. El problema es que con las instalaciones industriales ocurre lo mismo que con la vivienda. «Hay muchísima demanda y los precios están subiendo», señala Clausell.

De la reactivación de los polígonos se benefician ayuntamientos, bares y gasolineras, pero también las empresas de la construcción, que vuelve a tener pedidos. «Volvemos a trabajar en proyecto y la demanda se centra, sobre todo, en ampliaciones», añade Leopoldo García, responsable de la constructora García-Lecegui.