El 26 de abril de 1937 los aviones de la Legión Cóndor de la Alemania nazi lanzaron sus bombas sobre la ciudad vizcaína de Guernica. Fallecieron 126 personas. Era el primer ensayo de la muerte a distancia desde el aire y aquel ataque se convirtió en todo un símbolo antibélico que tuvo una gran repercusión internacional. Trece meses más tarde, en mayo de 1938, hubo otro Guernica, aunque mucho menos conocido. Ese bombardeo tuvo como protagonistas a cuatro municipios del interior de Castellón. Durante diez días, Hitler atacó desde el aire Benassal, Albocàsser, Ares y Vilar de Canes. Murieron 38 personas, de las que 15 eran mujeres y 13, menores de edad. Ochenta años después el documental Experimento Stuka, que se ha presentado esta semana en Castellón, analiza lo que ocurrió aquellos días en los que el Maestrat se convirtió en la diana elegida para comprobar la efectividad de los Junker 87A (más conocidos como Stuka), los bombarderos más famosos que Hitler utilizó en la Segunda Guerra Mundial.

Durante décadas nadie supo exactamente qué fue lo que ocurrió en el Maestrat del 21 al 31 de mayo de 1938. El silencio empezó a romperse en 2011. Óscar Vives, natural de Benassal y profesor de Física en la Universidad de Valencia, leyendo el libro La Guerra Civil Española, del historiador Anthony Beevor, encontró una anotación a pie de página que le abrió los ojos. En esa nota se explicaba que en la primavera de 1938, durante el avance a través del frente de Aragón, la Legión Cóndor bombardeó pueblos y ciudades para verificar la precisión de los Stuka con bombas de 500 kilos. Y citaba cuatro pueblos del interior de Castellón: Albocàsser, Ares, Vilar de Canes y Benassal. «El mismo libro hacía referencia a un informe guardado en los archivos militares de Friburgo», recuerda Vives, que creció escuchando las consecuencias de aquellas bombas. «Murieron tres antepasados míos, entre ellos el hermano de mi tatarabuela y una prima de mi abuelo», recuerda el profesor.

Óscar empezó a tirar del hilo, viajó varias veces a Alemania y se hizo con una copia del expediente RL35/34, un informe de 50 páginas y 65 fotografías, redactado por el mayor Leopold Graff Fugger y que probaba que los bombardeos que sufrió el interior de la provincia en mayo del 38 fueron fruto de un experimento ordenado por la Luftwaffe de Adolf Hitler (su arma aérea), y del que ni siquiera Franco tuvo conocimiento. «En el informe se recogían las fotos aéreas que habían hecho el día anterior de los bombardeos, a unos 3.000 ó 4.000 metros de altura. Después de bombardear, el avión volvía a pasar y volvía a fotografiar. Marcaban los impactos. Unos 20 días después, el mayor Leopold Graf Fugger bajaba en coche a cada pueblo desde el aeródromo de La Sénia y fotografiaba los efectos del ataque», añade.

36 bombas en diez días

Los bombardeos empezaron el 21 de mayo de 1938, día en el que cayeron tres bombas en Albocàsser. Dos días después, otras nueve. El día 24 bombardearon Ares; el día 25, Benassal; y el 26, Vilar de Canes. El día 28 de mayo cayeron otras seis bombas en Benassal y el 29, tres más en Ares y otras tres el día 31 en Vilar de Canes. Los nazis tiraron 36 bombas en 10 días en los cuatro pueblos, todas en un radio de apenas 30 kilómetros. Murieron 38 vecinos y las bombas provocaron gravísimos daños en calles y plazas: en Vilar de Canes destruyeron la iglesia; en Albocásser hicieron saltar por los aires ocho viviendas de la calle Sant Roc; en Benassal arrasaron la calle Mayor; y en Ares la calle Nueva quedó reducida a toneladas de escombros.

Pero, ¿por qué Hitler eligió estos cuatro municipios del Maestrat como campo de pruebas? Para los historiadores hay algunos elementos estratégicos que explican que esta zona, que por esas fechas estaba en el bando republicano no fue elegida al azar. De hecho, Ares, Benassal, Vilar de Canes y Albocàsser eran los primeros municipios situados al sur del frente que separaba a los nacionales de los republicanos. Además, estaban muy cerca del aeródromo de la Sénia, ya en Tarragona, de donde salían los Stuka.

Durante décadas en esos cuatro municipios del Maestrat reinó el silencio. «Nadie hablaba de la guerra y todo el mundo quería olvidar. Nadía quería saber qué había pasado y por qué. La gente con la que hablábamos decía que estaba ciega, sorda y muda», describe Pilar Vidal, profesora de Historia y miembro del Grupo de Memoria Histórica de Benassal, una entidad que lleva 14 años investigando qué pasó aquellos días en el Maestrat y que ha colaborado en el documental Experimento Stuka. En el Registro Civil las muertes se anotaron años después y decía que la causa de la muerte era asfixia por accidente de aviación. Nada más.

Hoy, ocho décadas después de aquellos bombardeos nazis que durante años fueron silenciados, el documental Experimento Stuka resuelve lo que pasó en Castellón y saca a la luz uno de los episodios más desconocidos de la Guerra Civil.

Estreno del documental y homenaje en los pueblos

El documental Experimento Stuka se ha presentado este pasado martes en la Diputación Provincial. Además, y para conmemorar las ocho décadas de los bombardeos, los municipios de Benassal, Ares, Albocàsser y Vilar de Canes han preparado rutas, ponencias, exposiciones y homenajes.

Bajo el título La Guerra Civil com a camp de proves, las jornadas han sido organizadas por el Grupo de Recuperación de la Memoria del Siglo XX de Benassal, Les 4 Dones y el Grup de Recerca de Albocàsser. Las actividades empezarán el sábado 19 de mayo en el Museo de la Vileta de Albocàsser con la inauguración de una exposición, la lectura de un manifiesto en el pleno municipal y el descubrimiento de una placa. También habrá una ruta guiada y una presentación del documental.

Ares y Vilar de Canes tomarán el protagonismo un día después, el domingo 20 de mayo, con sendas rutas por los escenarios de los bombardeos y un homenaje a las víctimas. El fin de semana del 25 al 27 de mayo las actividades se trasladarán a Benassal, donde se celebrará una conferencia, se presentarán libros y se estrenará el documental.

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