La Comunitat Valenciana atraviesa el año hidrológico más seco desde 1951 aunque los últimos tres meses han amortiguado el déficit pluviométrico que en enero llegaba al 80% tras el grave balance de octubre a diciembre, según los datos hechos públicos este martes por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

El último trimestre de 2017 fue seco pero con el año nuevo cambió la tendencia: enero y febrero han sido húmedos, mientras el inicio de marzo tiene un carácter pluviométrico normal, por lo que el déficit pluviométrico era en enero cercano al 85% y se ha reducido hasta el 45% el 20 de marzo.

Por provincias, el déficit medio era a 20 de marzo del 25% en la provincia de Alicante, del 40% en la de Valencia, y del 60% en la de Castellón.

La precipitación acumulada en la Comunitat en lo que llevamos de año hidrológico (del 1 de octubre de 2017 al 20 de marzo de 2018) es de 151,5 litros por metro cuadrado, cuando el promedio normal sería de 276,5 l/m2 en estos casi seis meses.

Según ha explicado el delegado de la Agencia Estatal de Meteorología en la Comunitat Valenciana, Jorge Tamayo, el aporte de lluvia de los últimos meses no solo ha reducido el gran déficit de precipitación que se había acumulado hasta mediados de enero, sino que la humedad del suelo ha aumentado de forma significativa.

El invierno ha sido normal en sentido estadístico en temperatura (con una media de 8,4 grados, igual al promedio normal) y con lluvias también normales (una media de 109,6 litros por metro cuadrado, un 16 % inferior a la media).

Sin embargo, según ha expuesto Tamayo en la rueda de prensa, también hay mucha diferencia entre la primera y la segunda parte del invierno.

En cuanto a los valores térmicos, la primera parte fue cálida, ya que pesar de que diciembre comenzó con mucho frío debido a la irrupción de una masa de origen ártico, las temperaturas se suavizaron pronto y permanecieron por encima de lo normal hasta finales del mes de enero.

Así, se registraron temperaturas que superaron los 25 grados el 3 y 4 de enero en el litoral de Castellón o los 26,6 grados del 21 y 22 de enero en València, la temperatura más alta registrada en la ciudad en un mes de enero desde que se tienen datos (1869).

Por contra, febrero fue muy frío, el tercero más frío de los últimos veinticinco años, tras los de 2005 y 2012, debido no tanto a una gran ola de frío sino a la persistencia en las temperaturas por debajo de lo normal durante gran parte del mes.

En marzo, las temperaturas se mantuvieron también relativamente cálidas hasta el día 18 debido al continuo tránsito de frentes de poniente, pero a partir del 19 se produjo un brusco descenso térmico, de forma que se pasó de temperaturas cinco grados superiores a la media el día 10 a temperaturas cinco grados por debajo el día 20.

En cuanto a las precipitaciones, el 90 % de éstas se acumuló en la segunda parte de la estación debido al temporal de levante de los días 27 y 28 de enero, al paso de frentes de poniente y a varios episodios de nevadas.

El máximo de precipitación acumulada en el trimestre invernal se produjo en La Drova (Barx), en la comarca de La Safor, con 248,2 litros por metro cuadrado, mientras que el mínimo lo registró Vinaròs, en el Baix Maestrat, con 41 litros por metro cuadrado.

Respecto a las previsiones para primavera, se esperan temperaturas por encima de los valores normales y precipitaciones por debajo de la media, según ha afirmado Jorge Tamayo, quien ha presentado también las actividades del Día Meteorológico Mundial, que se celebra este viernes