Rafael Ballester Arnal es profesor catedrático en la Universitat Jaume I y, desde el año 2012, Decano de la facultad de Ciencias de la Salud. Su interés científico se ha enfocado hacia la psicología clínica de la salud, con 14 tesis doctorales dirigidas, 35 proyectos, 20 libros, 200 artículos en revistas como o y 400 presentaciones en congresos nacionales e internacionales. Ha recibido numerosos premios: a la excelencia docente concedido por el Consell Social de la Universitat Jaume I; a una trayectoria de trabajo en promoción de la salud por la Asociación Azahar; o a la divulgación científica otorgado por el Banco de Santander.

Esta pandemia de covid-19 pasará a los temarios de Historia, ¿también al de las Ciencias de la Salud?

Sin duda. La ciencia aprende a partir de la experiencia y esta pandemia está dándonos lecciones muy importantes a nivel psicológico y social, y está suponiendo un reto para los profesionales de las distintas ciencias de la salud como la psicología, la enfermería o la medicina. Hicieron falta 300 años para saber cómo teníamos que luchar contra la sífilis. El progreso médico en las últimas décadas ha permitido que en apenas veinte años, desde los años 80 en que se aisló el VIH responsable del sida, fuéramos capaces de saber cómo actúa este virus en nuestro organismo. Y ahora mismo, en apenas seis meses, tenemos miles de laboratorios trabajando a contrarreloj en todo el mundo para diseñar una vacuna y un tratamiento capaz de frenar el covid-19. Todo esto se aprenderá en los libros de las distintas ciencias de la salud, se impartirá en las aulas y nuestros futuros profesionales sanitarios tendrán este bagaje en su formación.

El sector sanitario se ha quejado insistentemente de la escasez de plazas MIR, con el peligro de que se cree una bolsa de desempleo casi inexistente hasta ahora. ¿Creéis que la pandemia abrirá los ojos a las autoridades competentes y despejará el futuro?

Debería ser así. La falta de profesionales sanitarios es algo que clama al cielo desde hace ya muchos años. La ratio, en el caso de medicina, se acerca a dos aspirantes por plaza de MIR. En psicología sobrepasa los 20 aspirantes por plaza de PIR. Esto no puede seguir así. Esta crisis sanitaria, entre otras cosas, nos ha enseñado que nuestro sistema sanitario está lleno de grandes profesionales pero que no es tan fuerte como pensábamos. Nuestros políticos tienen que darse cuenta de que la educación y sanidad públicas y de calidad son dos pilares de nuestra sociedad a los que no podemos renunciar y deben dotarlas del presupuesto necesario. Durante demasiados años hemos abandonado la educación y sanidad públicas y eso es jugar con fuego.

Hemos asistido a comportamientos irresponsables de la ciudadanía, sobre todo del sector de edad más joven, que han provocado rebrotes. ¿Habría que reforzar ya desde las escuelas una mínima educación sanitaria?

Por supuesto. La educación para la salud siempre ha debido ser la médula de nuestra sanidad. Los factores responsables de la mayor morbilidad y mortalidad de los ciudadanos tienen que ver con comportamientos individuales que se pueden controlar. No podemos fiar nuestra salud y nuestra vida a la futura vacuna o a los tratamientos que podamos recibir en una unidad de cuidados intensivos. El uso de mascarillas y el distanciamiento personal se han convertido en conductas fundamentales y son muy sencillas de llevar a cabo. La salud siempre está en gran medida en nuestras manos. Efectivamente algunas personas están teniendo conductas irresponsables, pero no creo que esto esté pasando solo entre los jóvenes, aunque es verdad que cuando eres joven te sientes más invulnerable y los primeros mensajes que llegaban diciendo que esta enfermedad afectaba sobre todo a personas mayores no ayudaron demasiado en este sentido.

¿Cómo afectará el desarrollo de la pandemia al próximo curso? ¿Tenéis varios planes preparados dependiendo de la evolución?

Sí, el próximo curso estará marcado sin duda por la epidemia. Hay algo que tenemos muy claro en la Universitat Jaume I y es que la protección de la salud de todos los miembros de la comunidad universitaria va a ser la prioridad absoluta. A partir de ahí, vamos a darle al estudiantado la mejor formación para que sean grandes profesionales en el futuro, pero sin poner en riesgo su integridad. Se han elaborado distintos protocolos para que el curso próximo se caracterice por la máxima normalidad posible y tenemos todo dispuesto para que alumnos y trabajadores de la UJI puedan volver en el mes de septiembre sin riesgos para su salud.

¿Cómo calificarías la respuesta de la sanidad española ante la pandemia de covid-19, y especialmente en la provincia de Castellón?

Creo que ha sido razonablemente buena. A nivel nacional efectivamente ha habido errores y nuestros políticos han sido los primeros en reconocerlos. Pero no conozco a nadie que hubiera podido asumir la máxima responsabilidad en el abordaje de la epidemia sin haber cometido ningún error en el camino. Es fácil criticar a toro pasado y desde la barrera. Hemos ido aprendiendo de la situación a partir de los nuevos datos que nos iban llegando y modulando nuestra respuesta a medida que mejoraba nuestro conocimiento. Tenemos grandes profesionales al frente de la sanidad castellonense, valenciana y española. Los principales responsables de la sanidad en Castellón, los equipos directivos de los distintos departamentos de salud son personas de gran talla profesional y humana, así que no quepa ninguna duda de que estamos en las mejores manos. Pero hay que ayudarles con nuestro comportamiento evitando infectarnos.

¿Es optimista sobre la disponibilidad a corto plazo de una vacuna efectiva contra el covid-19?

Sí, pero habrá que esperar un poco. Parece que las tres líneas de investigación más avanzadas en España se plantean tener una vacuna a lo largo del 2021. Entretanto y seguramente más tarde, cuando ya tengamos una vacuna, habrá que seguir autocuidándose y cuidando a los demás a través de las medidas que ya conocemos. Y también habrá que invertir más en investigación. Esa lección también la debemos aprender de esta pandemia.

Hasta que llegue una solución de inmunización, ¿sabremos convivir como sociedad con la pandemia o cree que llegará un punto de peligrosa relajación?

Creo que es importante aprender a vivir en adelante aceptando niveles moderados de riesgo. Tenemos que seguir viviendo. No podemos quedarnos paralizados como sociedad bajo una especie de estupor hasta que todo esto pase, porque tardará en pasar. Es importante que no nos dejemos paralizar por el miedo al covid-19, pero también que no lo perdamos porque estamos ante una amenaza real. Pero confío en que la sociedad será sabia y todo esto sirva para mejorar como individuos y como colectivo. H