Llegan cambios para las empresas más grandes de Castellón. Y esos cambios tienen que ver directamente con Hacienda. El próximo 1 de julio la Agencia Tributaria estrena una nueva forma de gestionar el IVA de las grandes compañías. Se trata del suministro inmediato de información (SII), un novedoso sistema que en la práctica funcionará como una especie de Gran Hermano y que permitirá al fisco contar con una fotografía casi en tiempo real de lo que hacen las empresas. El problema está en el tiempo. Quedan poco más de tres meses y los asesores fiscales avisan de las dudas de las compañías, que tratan de adaptarse a marchas forzadas a la nueva herramienta.

La puesta en marcha del SII es, para los expertos en tributación, la mayor revolución que ha vivido este impuesto sobre el consumo desde que se implantó en España en agosto de 1985. Porque de lo que se trata es de sustituir los clásicos libros de IVA por otros que funcionarán de manera telemática. Se sustituirán en 63.000 empresas españolas que facturan más de 6 millones de euros anuales. En Castellón, serán unas 370 y en esa lista se encuentran la práctica totalidad de las firmas del sector cerámico y químico, así como grandes compañías de agroalimentación.

A partir del 1 de julio, las empresas deberán enviar en unos plazos muy ajustados (un máximo de ocho días, cuatro desde enero de 2018) todas sus facturas emitidas y recibidas. Una de las particularidades que introduce el nuevo sistema es que este flujo de datos masivos se cruzará con el de las empresas proveedoras o clientes con las que se hayan hecho negocios, de manera que saltará cualquier incoherencia en las cifras, lo que supone una potente herramienta de lucha contra el fraude y la evasión fiscal.

La cuenta atrás ha empezado y la implantación del nuevo sistema trae de cabeza a buena parte de las empresas afectadas de Castellón. «Las compañías están desconcertadas porque no saben cómo afrontar los cambios», argumenta Leopoldo Delgado, director del área fiscal de KPMG Abogados en la Comunitat, que hace tan solo unos días participó en una jornada sobre este nuevo modelo celebrada en la sede de la patronal cerámica Ascer.

Para las empresas, el sistema implicará cambios informáticos y tecnológicos, pero también una revolución fiscal. «La información sobre las operaciones habrá que mandarla a Hacienda sin poderla revisar y eso implicará una labor de disciplina y rigor fiscal», sentencia Delgado, que insta a empezar a trabajar ya.