La tarde del próximo martes habrá barullo en las calles. Ocurre siempre la víspera del 1 de noviembre y este año todavía más. Porque lejos de decrecer, el desfile de novias cadáver, vampiros y condes dráculas por calles y plazas de Castellón sigue sin tocar techo. «Que yo recuerde el boom comenzó hace ocho o nueve años», dice Rosa Sevillano, propietaria de la sala Moon Castellón, en la calle Marqués de la Enseñada de la capital. «Es una fiesta que cada vez va a más y en Castellón es una exageración. Tanto que para un negocio como el mío la madrugada del 1 de noviembre significa el despegue de la temporada fuerte del año», sentencia.

Así es Halloween, una fiesta de origen pagano y que originariamente servía para celebrar el final del verano celta, que se ha colado en los hogares de Castellón. Y ha entrado con fuerza. Haga unas pruebas. Abra el buscador de Google y teclee la palabra Halloween: salen 1.100 millones de resultados. Baje al supermercado y nada más entrar comprobará la invasión de calabazas y dulces terroríficos... La noche de las brujas se ha asentado con tanta fuerza en la provincia que ya no solo consiste en disfrazar a los niños para que pidan caramelos por las puertas de las casas o vestirse de vampiro o payaso diábolico (este año triunfa el payaso it y las máscaras de Trump, Kim Kardashian o unicornio). La invasión de Halloween igual sirve para asustar a un barrio entero, que para vender electrodomésticos, pisos o tratamientos de belleza.

Si hasta hace muy poco tiempo esta fiesta solo era explotada a nivel comercial por las tiendas que vendían disfraces y por algunos restaurantes y locales de copas, que trataban de hacer negocio con los clientes más jóvenes, ahora las cosas han cambiado y cada día son más los empresarios y comerciantes de la provincia que se aferran a la fiesta de las brujas para relanzar las ventas un par de meses antes de que acabe el año. Y ya no solo lo hacen decorando los locales y poniendo boles con caramelos en las cajas, sino que ofrecen suculentos descuentos como si se tratara del Black Friday (otra actividad importada).

Peluquerías, inmobiliarias, tiendas de ropa, mercerías, zapaterías... cada vez son más los negocios de la provincia que por estas fechas lanzan descuentos terroríficos. «Estamos en un mundo global y el comercio se va sumando a un fenómeno con tanto auge en la provincia», argumenta Tere Esteve, secretaria general en Castellón de la Confederación de Comerciantes y Autónomos de la Comunitat Valenciana (Covaco), que asegura que el comercio local, cada vez más, trata de aprovechar esta fecha para vender.

Aunque la fiesta en sí se celebrará el próximo martes por la noche, muchos negocios de la provincia llevan días mostrando sus más horribles galas con arañas colgando de los escaparates y escobas voladoras; mientras que otros (generalmente las franquicias) colapsan los teléfonos móviles de los clientes recordándoles todas las ofertas por Halloween.

No solo el comercio se ha sumado al fenómeno Halloween. También lo han hecho los ayuntamientos (casi todos), collas, peñas, gaiatas y asociaciones de vecinos. Nadie escapa a una fiesta que cada año cuenta con más adeptos «Es una locura. Empezaron los colegios y ahora no hay barrio o asociación que no celebre Halloween», aseguran en todos los locales consultados.

Calcular el impacto económico de la fiesta no es fácil. En Castellón hay familias que se gastan 30 euros y otras 60. Pero lo cierto es que cuando la mercería del barrio y la óptica de la esquina empiezan a poner decenas de fantasmas y calabazas en sus escaparates la conclusión es evidente: Halloween genera caja.