Esta semana un equipo internacional de científicos detectó en las nubes de Venus trazas de una molécula poco común, la fosfina, indicativa de la potencial presencia de vida en el planeta. En la Tierra, este gas es producido por microbios que habitan en entornos libres de oxígeno, por lo que más de uno se apresuró a señalar este descubrimiento como la evidencia de vida extraterrestre. Sergio Martín, astrofísico nacido en Castelló e investigador en la Universidad de Cambridge, es más cauto, pero no resta importancia al hallazgo: “No han descubierto vida, pero sí es un avance importante en la búsqueda de vida fuera de la Tierra”. En la misma línea, el científico añade que “la presencia de fosfina en las nubes de Venus nos hace preguntarnos cómo es posible encontrar ahí esta sustancia. En un principio, dadas las condiciones geológicas y atmosféricas de Venus, los únicos procesos conocidos a día de hoy capaz de producirla en estas proporciones están asociados a la vida; ciertos microbios muy específicos que se generan en ausencia de oxígeno”.

Recuerda Sergio Martín que “la idea de que las nubes de Venus pudieran tener vida se sugirió hace tiempo, pero su acidez y altas temperaturas las hacían poco habitables para la vida como la entendemos, basada en carbono y agua. Ahora la presencia de fosfina abre nuevas teorías, pues es una sustancia química que no deberíamos encontrar según el conocimiento actual que tenemos del planeta”.

No oculta el investigador de Cambridge la sorpresa por un hallazgo, pues “hasta ahora donde se había prestado más atención a la hora de buscar vida extraterrestre era Marte, dado su parecido a la Tierra y haber encontrado fosfina en Venus ha sido más inesperado. Sería irónica la posibilidad de haber centrado nuestros esfuerzos en encontrar evidencia de vida pasada en el planeta rojo a la vez que hubiese microorganismos prosperando en la atmósfera del inhóspito Venus”.

Sergio Martín no oculta que astrónomos y astrofísicos como él están “buscando vida para intentar responder una de las preguntas más interesantes como es la de que si estamos solos o no en el Universo”, y añade que “a nivel estadístico esperaríamos uno de los dos extremos: encontrar una cantidad de vida extraterrestre nula o prácticamente infinita. Esto es debido a la elevada cantidad de planetas, estrellas y galaxias; aunque de momento la única evidencia inequívoca de la existencia de vida en el Universo somos nosotros, los seres vivos que encontramos en la Tierra”.

Hasta el momento, concluye el investigador de Cambridge, sí “se habían descubierto en el medio interestelar moléculas como aminoácidos que pueden generarse con relativa facilidad sin la necesidad de la existencia de vida. Pero el último descubrimiento de fosfina en Venus permite que se abra un vasto campo de preguntas en disciplinas como la biología, química o física”. No oculta por último que “es probable que por nuestro desconocimiento nos hayamos equivocado a la hora de interpretar lo que está pasando en las nubes de Venus, pero no deja de ser interesante lo que pasa ahí. Es una voz de alerta que puede tener grandes consecuencias en forma de descubrimientos que no tardaremos demasiado en ver”.