Aunque el paisaje junto a su tienda dista mucho de la normalidad a la que estaba acostumbrada, al estar situada junto a un colegio, Juani Broch ha seguido levantando cada día la persiana del quiosco papelería David de Castelló desde el inicio del confinamiento para seguir dando servicio a sus clientes, como desde hace un buen puñado de años atrás.

Confiesa que ha vivido estos días «con cierto miedo y algo de agobio, sobre todo por temor a que alguien se contagiara», por lo que atiende con todas las medidas de seguridad para evitarlo. «Nos vamos habituando, es cuestión de tiempo», señala sobre lo que se ha convertido en su nueva normalidad en tiempos de coronavirus.

Y es que durante este tiempo, «la gente ha seguido comprando su periódico diariamente» e incluso ha notado «más venta de diarios a lo largo de la cuarentena por el covid-19», explica Juani.

Nueva rutina

«Muchos han adaptado la costumbre de leer el periódico tomando un café y, en el caso de los más mayores, han integrado en su rutina el hecho de ir a comprarlo», detalla. Y confiesa con cierta modestia que ha ejercido una labor incluso «social» más allá de garantizar el derecho a la información. «Aprovechas para preguntar a los mayores si les hace falta alguna cosa o si están bien, y lo agradecen. En el barrio, todos nos apoyamos», comenta.

Además, invita a las generaciones futuras a sumarse a la costumbre de leer el periódico. «Los jóvenes también deberían venir a por prensa y abandonar un rato las pantallas», insiste entre risas.

Incertidumbre en el futuro

Ahora recibe la fase 1 con «incertidumbre», aunque con un atisbo de esperanza. Desde el 14 marzo resiste al frente del mostrador «gracias a los ingresos de los periódicos y el material de papelería». Sin embargo, ha sufrido una fuerte caída en los mismos en otro sentido: «Antes los niños pasaban después de salir del colegio con sus familias a comprar algo y eso tardará en volver».

«Espero que se note mejoría cuando se relajen más las cosas. Hay días buenos, pero también otros muy malos», añade la propietaria sobre la situación actual en la que presta servicio solo en horario de mañana, de 8.00 a 14.30 horas, hasta que el contexto le permita recuperar la atención también por las tardes, como hacía hasta de la crisis.

Mientras, seguirá cumpliendo en ese eslabón esencial de la cadena para permitir llevar cada día su ejemplar de Mediterráneo a los castellonenses y garantizar el derecho a la información a los habituales y a los jóvenes que opten por atender su consejo.