La historia de Forcall se remonta a 1246, cuando Pedro Núñez, alcalde de Morella y lugarteniente de Pedro de Portugal, señor del lugar, concedió una parte del término a unos pobladores para fundar la población a fuero de Morella en la carta puebla del 6 de mayo de aquel año. Fue también ese año en el que se levantó el horno bautizado como ‘Santantonà’, el más antiguo de Europa en funcionamiento, que ha elaborado un año más les rolletes, les coquetes y les coquetes de mitja lliura, pastas típicas del festejo que se reparten en Sant Antoni, Fiesta de Interés Turístico Autonómica de Els Ports.

Como hacían sus antepasados del Siglo XIII, los vecinos de la bonita localidad y en especial los mayorales que organizan la fiesta y los miembros de la Asociación Cultural Cofradía de la Santantonà de la Vila de Forcall (imagen inferior) cocieron las pastas que se entregaron a los visitantes. El horno más viejo del Viejo Continente demostró un año más que los años no pasan por él, y la intención del Ayuntamiento de Forcall es que no se ponga en marcha solo una vez al año. “Lo tenemos cerrado durante el año porque lo sacamos a licitación y se quedó vacío. Vinieron varios interesados, pero se paró el tema y ahora queremos volver a ponerlo en marcha”, afirma en alcalde Santi Pérez.

Teniendo en cuenta las gélidas temperaturas del lugar y la veteranía de estos fogones, coetáneos a la reconquista de Jaime I o a la construcción de la Alhambra de Granada, en el Forcall tuvieron que comenzar a calentar el horno días antes a su puesta en marcha, pues se tuvieron que cocer un total de 1.600 coquetes, rellenas de confitura, y 3.000 rotlletes que se repartieron durante los tres días grandes de la fiesta. Para ello hicieron falta cantidades ingentes de leña y la mejor materia prima conocida como la pastà de la rotlleta, que hizo las delicias de quienes probraron el producto final del laborioso y tradicional proceso de elaboración.

La importancia del horno ‘Santantonà’ a lo largo de la historia le ha valido para, entre otros reconocimientos, dar nombre a su calle, el carrer del Forn, donde se ubica en el número 4; y ser conocido como el forn de la vila, como dice la placa conmemorativa en su puerta, de 1993, año en que acabó la restauración que lo adaptó a la nueva normativa sanitaria.

De estilo gótico, la instalación se encuentra en un edificio de planta baja. Del muro interior se abren dos agujeros resueltos con un arco de medio punto y de estilo apuntado, respectivamente. “Es uno de los espacios más visitados y una de las joyas de Forcall”, concluye el primer edil de la población.